Encélado, la luna de Saturno de aproximadamente 500 kilómetros de diámetro, que se ha vuelto famosa por sus chorros de rocío de hielo en el polo sur, está en la corta lista de los astrónomos de lugares en nuestro propio Sistema Solar donde podría estar ocultándose la vida extraterrestre, y la nave espacial Cassini de la NASA se encuentra en el lugar adecuado para rastrearla.
El 27 de marzo, Cassini se acercó a menos de 74 km del polo sur de Encélado, la región desde donde se originan los muchos chorros de agua congelada de la luna. Ese fue el paso más cercano de Cassini sobre el polo sur, permitiendo que la sonda utilizara su espectrómetro de masa iónica y neutra –así como también su espectrómetro de plasma, que volvió a funcionar recientemente- para probar el rocío de hielo que emana desde las profundas fisuras conocidas como “rayas de tigre” que marcan la superficie de Encélado.
“Más de 90 chorros de todos los tamaños cerca del polo sur de Encélado están rociando vapor de agua, partículas de hielo, y compuestos orgánicos por todo el lugar”, dijo Carolyn Porco, científico planetario y líder del equipo científico de obtención de imágenes de Cassini. “Cassini ha volado varias veces a través de este rocío y lo ha probado. Y hemos descubierto que además de agua y material orgánico, hay sal en las partículas de hielo. La salinidad es la misma que la de los océanos de la Tierra”.
Aparte de agua, sal y compuestos orgánicos, también hay una sorprendente cantidad de calor que es generado en parte por la fricción de marea, ayudando a mantener líquidas las reservas de agua subterránea de Encélado.
“Si sumas todo el calor, estas grietas emiten 16 gigawatts de energía térmica”, dijo Porco.
Esto crea, en efecto, una zona de habitabilidad potencial denominada “Ricitos de oro” orbitando alrededor de Saturno… una región a la que Cassini tiene fácil acceso.
“Ésta lanza material al espacio, donde podemos hacer mediciones. Suena como una locura, pero podría estar nevando microbios sobre la superficie de este pequeño mundo”, dijo Porco. “Al final, es el lugar más prometedor que conozco para una búsqueda astrobiológica. Ni siquiera necesitamos escarbar en la superficie. Podemos volar a través de las columnas y hacer mediciones. O podemos aterrizar en la superficie, alzar la vista y sacar nuestras lenguas. Y ‘voilà’… tenemos lo que vinimos a buscar”.
Fuente: Cosmo Noticias - Universe Today
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