En el ampliamente aceptado modelo jerárquico de la evolución de las galaxias, gran parte del crecimiento galáctico involucra actos de "canibalismo" y fusiones a gran escala:
Las galaxias preexistentes más pequeñas sucesivamente se unen en estructuras más grandes, hasta que se forman las galaxias de mayor tamaño, que son tan grandes como la Vía Láctea o incluso más.
Sin embargo, antes de que las galaxias puedan fusionarse, primero deben formarse como tales, es decir que deben nacer estrellas en ellas.
Se cree que esto sucede por la acumulación de gas, el cual forma regiones cada vez más densas bajo la influencia de su propia gravedad. Una vez que estas acumulaciones de gas alcanzan una densidad crítica, nacen las estrellas.
Es concebible que las galaxias más pequeñas, las descritas comúnmente como galaxias enanas, se puedan formar de esta manera directa, sin necesidad de fusiones. Y, de hecho, hasta ahora no se habían observado este tipo de fusiones.
Galaxia enana NGC 4449 junto a otra más pequeña. (Foto: © R. Jay GaBany (Blackbird Observatory), David Martinez-Delgado (MPIA), Aaron Romanowsky (UCSC) y Jacob Arnold (UCSC), National Astronomical Observatory of Japan (NAOJ))
Esto ha cambiado recientemente. Dos grupos independientes de investigadores, uno dirigido por David Martínez Delgado, del Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA) en Alemania, y el otro por Michael Rich, de la UCLA (la Universidad de California en Los Ángeles), han identificado lo que es el primer caso confirmado de una fusión de galaxias entre galaxias muy pequeñas.
Estos investigadores han encontrado evidencias convincentes de que una compañera pequeña de la galaxia enana NGC 4449 en la constelación de Canis Venatici, identificada por primera vez en 2007, es una galaxia enana aún más pequeña y en proceso de ser desmembrada por su vecina más grande, antes de ser engullida por ésta.
Fuente: Noticias del Espacio
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