Astrónomos de la Universidad de Manchester creen haber encontrado la respuesta al misterio de un potente ‘superviento’ que provoca la muerte de las estrellas.
En un artículo en el ejemplar de Nature de esta semana, el equipo de investigadores usó nuevas técnicas que le permitió observar el interior de las atmósferas de lejanas estrellas moribundas.
El equipo, liderado por Barnaby Norrisde la Universidad de Sídney en Australia, incluye a científicos de las Universidades de Manchester, Paris-Diderot, Oxford y la Universidad Macquarie de Nueva Gales del Sur. Usaron el Very Large Telescope de Chile, gestionado por el Observatorio Europeo Austral (ESO)
A la resolución usada por los científicos, se podría, desde el Reino Unido, distinguir los faros de un vehículo en Australia. Esta extrema resolución hizo posible resolver las estrellas gigantes rojas, y ver los vientos de gas y polvo que se emiten desde la estrella.
Las estrellas como el Sol terminan sus vidas con un ‘superviento’, 100 millones de veces más potente que el viento solar. Este viento tiene lugar a lo largo de un periodo de 10 000 años, y elimina hasta la mitad de la masa de la estrella. Al final, sólo quedará un tenue y moribundo remanente de la estrella. El Sol empezará a expulsar estos gases en aproximadamente 5000 millones de años.
La causa de este superviento se ha mantenido como un misterio. Los científicos han supuesto que están dirigidos por minúsculos granos de polvo, los cuales se forman en la atmósfera de la estrella y absorben su luz. La luz de la estrella empuja los granos de polvo (silicatos) lejos de la estrella.
Sin embargo, los modelos han demostrado que este mecanismo no funciona bien. Los granos de polvo se calientan demasiado, y se evaporan antes de que puedan ser expulsados.
Los científicos han descubierto ahora que los granos crecen hasta tamaños mucho mayores de lo que habían pensado con anterioridad. El equipo encontró tamaños de casi un micrómetro – tan pequeños como el polvo, pero enormes para los vientos estelares.
Los granos de este tamaño se comportan como espejos, y reflejan la luz estelar en lugar de absorberla. Esto mantiene fríos a los granos, y la luz estelar puede empujarlos sin destruirlos. Esta puede ser la solución al misterio del superviento.
Los granos grandes son lanzados por la luz estelar a velocidades de 10 kilómetros por segundo – la velocidad de un cohete. Los efectos son similares a una tormenta de arena. Comparados con granos de arena, los silicatos del viento estelar aún son minúsculos.
El Profesor Albert Zijlstra, del Observatorio Jodrell Bank de la Universidad de Manchester, dice que este avance cambia nuestra visión de estos supervientos. Por primera vez, empezamos a comprender cómo funcionan los supervientos, y cómo mueren las estrellas (incluyendo, en un futuro lejano, nuestro Sol).
Añade que: “El polvo y la arena del superviento sobrevivirá a la estrella, y más tarde se hará parte de las nubes espaciales donde se forman las nuevas estrellas. Los granos de arena en ese momento se convierten en bloques básicos de los planetas. Nuestra propia Tierra se ha formado a partir de polvo estelar. Ahora estamos un gran paso más adelante en nuestra comprensión de este ciclo de vida y muerte“
Fuente: Ciencia Kanija - Universidad de Manchester
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