Pese a los colores celestiales de esta imagen, nada ocurre tranquilamente en la región de formación estelar Sh 2-106, o S106. En ella se aloja la joven estrella S106 IR, que expulsa a gran velocidad material que altera el gas y el polvo circundantes. Esta estrella tiene una masa 15 veces superior a la del sol y está en las etapas finales de su formación; pronto, cuando entre en la fase de su evolución llamada ‘de secuencia principal’ –el equivalente a la etapa adulta de su vida estelar-, se calmará.
Por ahora, S106 IR permanece inserta en su nube matriz, pero se rebela contra ella. El material que eyecta la joven estrella no solo confiere a la nube su forma de reloj de arena, sino que hace que el gas en su interior sea caliente y turbulento. Las complejas estructuras resultantes se aprecian claramente en la imagen del Hubble.
La estrella S106 IR también calienta el gas a su alrededor, haciendo que alcance temperaturas superiores a los 10.000 grados centígrados. La radiación de la estrella ioniza los lóbulos de hidrógeno, haciéndolos brillar. La luz de este gas brillante aparece en azul en la imagen del Hubble.
(Foto: NASA/ESA)
Una capa gruesa y más fría de polvo, roja en la imagen, separa las regiones de gas brillante. Este material oscuro oculta casi por completo a la estrella, pero no del todo: el joven objeto se asoma por detrás de la parte más ancha del sendero de polvo S106, que se encuentra a unos pocos años luz de distancia en dirección a la constelación del Cisne, fue catalogada con el número 106 por el astrónomo Steward Sharpless en los años cincuenta. La nube en sí misma es relativamente pequeña comparada con otras regiones de formación estelar: su eje más largo mide unos dos años luz. Eso es aproximadamente la mitad de la distancia entre el Sol y la estrella Próxima Centauri, uno de nuestros vecinos estelares más cercanos.
Esta imagen ha sido obtenida con la cámara de gran campo Wide Field Camera 3 del telescopio espacial Hubble. Es el resultado de combinar dos imágenes tomadas en luz infrarroja y una en luz visible, pero sintonizada a la longitud de onda específica de la luz que emite el gas hidrógeno cuando está excitado –conocida como H-alpha-. Esta elección de longitudes de onda es perfecta para obtener imágenes de regiones de formación estelar. El filtro H-alpha aísla la luz emitida por el hidrógeno en las nubes, mientras que la luz infrarroja brilla a través del polvo que a menudo oscurece estas regiones.
Fuente: Noticias del Espacio - ESA
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