Las estrellas en torno a las cuales giran esos planetas son HD 240237, BD +48 738 y HD 96127, y están ubicadas a decenas de años-luz de nuestro sistema solar. Los tres sistemas planetarios recién descubiertos están más evolucionados que nuestro sistema solar. Una de las estrellas masivas y moribundas tiene un misterioso objeto adicional orbitándola.
El estudio lo ha realizado el equipo del astrónomo Alexander Wolszczan de la Universidad Estatal de Pensilvania, que es un pionero en el descubrimiento de planetas de otros sistemas solares, y Sara Gettel de la misma universidad.
Cada una de las tres estrellas se está hinchando y ya se ha convertido en una gigante roja, una estrella moribunda que pronto engullirá cualquier planeta que pase a estar orbitando muy cerca de ella. Cuando las estrellas se hinchan hasta su etapa de gigante roja, las órbitas planetarias cambian, e incluso se cruzan, y los planetas y lunas cercanos acaban siendo engullidos y absorbidos por la estrella moribunda. Por esta razón, es posible que HD 240237, BD +48 738 y HD 96127 tuvieran en el pasado más planetas orbitando a su alrededor, y que esos mundos fueran engullidos por sus respectivas estrellas en algún momento de la transformación de éstas.
Cuando una estrella se hincha hasta su etapa de gigante roja, los planetas y lunas cercanos acaban siendo engullidos por su sol moribundo. (Imagen: Recreación artística de Jorge Munnshe para NCYT)
Un dato interesante es que ninguna de estas tres estrellas recién descubiertas tiene un planeta a una distancia menor de 0,6 unidades astronómicas, o sea unos 90 millones de kilómetros o un 60 por ciento de la distancia entre la Tierra y el Sol. Wolszczan aventura que, en estrellas como éstas, esa distancia de 0,6 unidades astronómicas podría marcar un umbral de supervivencia, que implique la destrucción total de cualquier planeta separado de su estrella por una distancia menor que esos 90 millones de kilómetros.
Una de las estrellas masivas y moribundas, la BD +48 738, está acompañada no sólo por un enorme planeta similar a Júpiter, sino también por un segundo objeto misterioso. Este objeto puede ser otro planeta, una estrella de baja masa o una enana marrón.
Las enanas marrones son objetos ambiguos, demasiado pequeñas para ser estrellas, pero demasiado grandes para ser planetas propiamente dichos. A veces se las llama "estrellas fallidas" porque su masa es menor de la requerida para activar las reacciones de fusión del hidrógeno en sus núcleos, la fuente de producción de energía de las estrellas. Por regla general, el abanico típico de masas de las enanas marrones abarca entre 15 y 80 veces la de Júpiter, el planeta más grande de nuestro sistema solar.
Wolszczan y sus colaboradores seguirán observando este extraño objeto y esperan que dentro de unos años puedan averiguar qué es.
Fuente: Noticias del Espacio
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