El manto, la capa más gruesa de la Tierra, es mayormente inaccesible. Se extiende desde los 10 hasta los 2.900 kilómetros bajo la superficie de la Tierra.
Unos investigadores, entre quienes figuran especialistas del Instituto Carnegie en Estados Unidos, han analizado diamantes originados en el manto inferior, a profundidades de 700 kilómetros o más, y que llegaron a la superficie en rocas llamadas kimberlitas, expulsadas durante erupciones volcánicas.
El equipo de Michael Walter (quien previamente fue investigador en el Instituto Carnegie y ahora es profesor en la Universidad de Bristol, Reino Unido) analizó minúsculos granos minerales (de entre 1 y 2 centésimas de milímetro) obtenidos de seis diamantes en la región de Juina, Brasil.
Los diamantes contienen lo que los gemólogos llaman impurezas, pero que para los geólogos de otras especialidades son inclusiones minerales.
El análisis indica que las inclusiones de los diamantes se cristalizaron inicialmente como un solo mineral, que únicamente pudo formarse a profundidades de 700 o más kilómetros. Sin embargo, las inclusiones se recristalizaron en múltiples minerales a medida que eran transportados a la superficie, primero probablemente en un flujo ascendente o penacho del manto, y luego, conforme alcanzaban la superficie por la vía de las erupciones volcánicas, en kimberlitas.
Inclusión de mineral. (Foto: Carnegie I.)
El análisis muestra composiciones que concuerdan con la mineralogía de la corteza oceánica. Este hallazgo es la primera evidencia directa de que se hundieron bloques de la corteza oceánica dentro del manto inferior, y que ese material, incluyendo al carbono, sigue un ciclo de reprocesamiento entre la superficie de la Tierra y cotas de profundidad de cientos de kilómetros.
Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología
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