Los satélites están contribuyendo a predecir qué áreas de la ciudad resultan más afectadas durante una ola de calor, lo que ayuda a los responsables de urbanismo a diseñar ciudades más frescas y cómodas.
En las zonas muy densamente pobladas la temperatura puede ser varios grados más alta que en las zonas rurales más próximas, un fenómeno conocido como el efecto de isla térmica urbana.
Estas islas térmicas se notan sobre todo por la noche. Durante el día las ciudades acumulan radiación solar, y al ponerse el sol liberan la energía acumulada.
Este aumento en las temperaturas urbanas provoca, directa o indirectamente, problemas de salud, una mayor demanda de energía, contaminación atmosférica y escasez de agua, entre otros efectos negativos.
El grupo de Isla Térmica Urbana y Termografía Urbana ha presentado recientemente en Frascati (Italia) sus hallazgos sobre cómo la observación por satélite contribuye a la monitorización continua de la radiación térmica emitida por las superficies urbanas.
La vigilancia térmica puede contribuir a que los urbanistas planifiquen ciudades más frescas, así como ayudar a los responsables de protección civil a tomar medidas durante olas de calor, y a crear mapas de eficiencia energética.
Parte del proyecto consistió en analizar, a lo largo de la última década y usando múltiples sensores, las tendencias en la distribución del calor en diez ciudades europeas: Atenas, Bari, Bruselas, Budapest, Lisboa, Londres, Madrid, París, Sevilla y Tesalónica.
Los sensores de los satélites han jugado un papel clave en la toma de datos, proporcionando medidas en infrarrojo térmico que los científicos han empleado para mejorar los modelos de clima urbano con que predecir las olas de calor. También han resultado esenciales dos campañas aéreas y los sensores basados en tierra.
A mediados de agosto de 2010 los investigadores predijeron correctamente dos intensas islas térmicas en Tesalónica (Grecia) con un día de antelación. En estas islas térmicas las temperaturas son elevadas, y la calidad de vida se resiente.
En las zonas muy densamente pobladas la temperatura puede ser varios grados más alta que en las zonas rurales más próximas, un fenómeno conocido como el efecto de isla térmica urbana.
Estas islas térmicas se notan sobre todo por la noche. Durante el día las ciudades acumulan radiación solar, y al ponerse el sol liberan la energía acumulada.
Este aumento en las temperaturas urbanas provoca, directa o indirectamente, problemas de salud, una mayor demanda de energía, contaminación atmosférica y escasez de agua, entre otros efectos negativos.
El grupo de Isla Térmica Urbana y Termografía Urbana ha presentado recientemente en Frascati (Italia) sus hallazgos sobre cómo la observación por satélite contribuye a la monitorización continua de la radiación térmica emitida por las superficies urbanas.
La vigilancia térmica puede contribuir a que los urbanistas planifiquen ciudades más frescas, así como ayudar a los responsables de protección civil a tomar medidas durante olas de calor, y a crear mapas de eficiencia energética.
Parte del proyecto consistió en analizar, a lo largo de la última década y usando múltiples sensores, las tendencias en la distribución del calor en diez ciudades europeas: Atenas, Bari, Bruselas, Budapest, Lisboa, Londres, Madrid, París, Sevilla y Tesalónica.
Los sensores de los satélites han jugado un papel clave en la toma de datos, proporcionando medidas en infrarrojo térmico que los científicos han empleado para mejorar los modelos de clima urbano con que predecir las olas de calor. También han resultado esenciales dos campañas aéreas y los sensores basados en tierra.
A mediados de agosto de 2010 los investigadores predijeron correctamente dos intensas islas térmicas en Tesalónica (Grecia) con un día de antelación. En estas islas térmicas las temperaturas son elevadas, y la calidad de vida se resiente.
Temperaturas nocturnas en Madrid. (Foto: VITO, Indra, Planetek, European Environmental Agency)
Por la noche, las áreas más vulnerables de la ciudad alcanzaron temperaturas de más de 31 °C.
Pero las previsiones indicaban que en una zona céntrica –con amplias áreas verdes- las temperaturas serían más bajas.
Los mapas de radiación térmica de Madrid muestran que la temperatura del aire en los parques y espacios con vegetación es, durante la noche, bastante más fresca que en otras áreas. Esto demuestra la gran importancia de las zonas verdes en las ciudades.
Los nuevos modelos de clima urbano muestran un cálido y húmedo futuro. Durante el verano de 2003 una fuerte ola de calor golpeó gran parte de Europa. En París se atribuyeron a las altas temperaturas miles de muertes, debido a que el efecto de isla térmica impidió que las temperaturas bajaran durante la noche.
Los modelos sugieren que en el futuro podrían darse olas de calor de esta intensidad y duración cada tres o cuatro años.
Pero las previsiones indicaban que en una zona céntrica –con amplias áreas verdes- las temperaturas serían más bajas.
Los mapas de radiación térmica de Madrid muestran que la temperatura del aire en los parques y espacios con vegetación es, durante la noche, bastante más fresca que en otras áreas. Esto demuestra la gran importancia de las zonas verdes en las ciudades.
Los nuevos modelos de clima urbano muestran un cálido y húmedo futuro. Durante el verano de 2003 una fuerte ola de calor golpeó gran parte de Europa. En París se atribuyeron a las altas temperaturas miles de muertes, debido a que el efecto de isla térmica impidió que las temperaturas bajaran durante la noche.
Los modelos sugieren que en el futuro podrían darse olas de calor de esta intensidad y duración cada tres o cuatro años.
Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología - ESA
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