Una nueva investigación se ha centrado en los restos de seis de los más grandes episodios volcánicos de los últimos 250 millones de años, que contienen vestigios del manto de la Tierra antigua, un manto que existió antes del muy diferenciado manto actual. Los vestigios de ese manto arcaico pueden ofrecer pistas muy valiosas sobre la historia geoquímica del planeta.
Recientemente, unos científicos descubrieron que un área en el norte de Canadá y el oeste de Groenlandia, que se compone de formaciones rocosas de esa clase especial, contiene vestigios del antiguo manto de la Tierra.
Ahora, la nueva investigación de Matthew Jackson, del Instituto Carnegie, y Richard Carlson (actualmente en la Universidad de Boston) amplía ese hallazgo, y ofrece una respuesta a la cuestión de si otros grandes depósitos de rocas volcánicas también derivan de fuentes arcaicas.
Toda información sobre esos vestigios del antiguo manto, que se formó después del núcleo de la tierra, pero antes de que la estructura rocosa exterior de la Tierra se diferenciase en dos capas, manto y corteza, como los conocemos hoy, podría permitir a los científicos encontrar la respuesta para algunas preguntas sobre la geoquímica de la Tierra primitiva y cómo nuestro planeta llegó a su estado actual.
Hasta hace poco, la comunidad científica creía que el manto primitivo de la Tierra, conservado en restos como los hallados en el norte de Canadá y Groenlandia, se originó de un tipo de planetesimales (bloques de construcción planetaria) identificable hoy día en los meteoritos conocidos como condritas carbonáceas. Pero las comparaciones de los isótopos de neodimio entre las muestras de la Tierra y las muestras de condritas (procedentes de fuera del planeta) no produjeron los resultados esperados, lo que sugirió que los depósitos de material a partir de los cuales se formó el manto moderno quizás evolucionaron a partir de fuentes diferentes.
En el norte de Canadá hay pistas geológicas sobre erupciones volcánicas colosales acaecidas en los últimos 250 millones de años. (Foto: Jacques Descloitres, MODIS LRRT, NASA/GSFC.)
Jackson y Carlson utilizaron técnicas geoquímicas basadas en los isótopos de neodimio y compararon los basaltos de las fuentes de 62 millones de años del manto primitivo descubiertas previamente en el norte de Canadá y el oeste de Groenlandia, con los basaltos del Pacífico sur, cuya formación fue fruto del que se considera como uno de los mayores episodios volcánicos de la historia geológica. En esas comparaciones, descubrieron pequeñas diferencias en la composición isotópica de las dos provincias basálticas, pero no mucho más de lo que cabría esperar en un depósito primitivo.
De todas formas, compararon lo descubierto con los basaltos de otras cuatro grandes acumulaciones de rocas formadas a partir de lava, ubicadas en Botsuana, Rusia, la India y el Océano Índico, y determinaron que lavas con menor interacción con la corteza continental (y por lo tanto menos contaminadas) tienen composiciones isotópicas de plomo y neodimio similares a las típicas de una composición temprana del manto.
La presencia de estas "firmas" características de una etapa inicial de la Tierra en las seis formaciones rocosas de basalto sugiere que un porcentaje significativo de los episodios volcánicos más grandes del mundo se originó a partir de una fuente que es similar a los depósitos primitivos descubiertos en el norte de Canadá y el oeste de Groenlandia. Esa clase de material del manto primitivo es más caliente, debido a una mayor concentración de elementos radiactivos, y se derrite con mayor facilidad que el material de otros depósitos del manto. Como resultado, pudo ser más proclive a generar erupciones a partir de las cuales se formaron esas masas peculiares de basalto.
Fuente Original: Noticias del Espacio
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