Como es bien sabido, estos círculos, con patrones a menudo intrincados y cubriendo zonas amplias, son hechos de forma anónima. Lo que unos ven como una forma de arte furtivo, equiparable en cierto modo a los grafitis hechos en sitios prohibidos, pero mucho más sofisticada, otras personas lo ven como un fenómeno sobrenatural o como la manifestación de una tecnología más avanzada que la disponible en la Tierra, esencialmente como marcas del aterrizaje o despegue de platillos volantes.
Lo cierto es que estos pintorescos círculos ganan en complejidad a medida que progresan la ciencia y la tecnología, y Taylor destaca la interesante circunstancia de que esta mezcla de arte y prestidigitación es uno de los espectáculos que más están valiéndose de los avances de la física, con el resultado de que ahora se generan patrones de círculos más impresionantes y espectaculares que años atrás, y al mismo tiempo logran mantener su misterio sobre el modo exacto en que están hechos, al igual que un buen truco de un ilusionista experto es difícil de desentrañar.
Los diseños actuales de estos círculos son más complejos que nunca, y algunos exhiben hasta 2.000 formas diferentes. Los análisis matemáticos han revelado el uso de líneas de construcción, invisibles para los ojos humanos que contemplen uno de esos círculos, pero detectables para dichos análisis. Las líneas de construcción sirven para diseñar y organizar los patrones. Sin embargo, todavía no se sabe con exactitud cómo son creados los círculos más avanzados.
Patrones en un campo de cultivo. (Foto: Hansueli Krapf)
Según Taylor, la física podría tener la respuesta, ya que los artistas que crean estos círculos posiblemente usan GPS (Sistema de Posicionamiento Global), dispositivos láser y microondas para crear sus patrones, pudiendo así prescindir de cuerdas, tablones y otras herramientas y enseres primitivos que se usaban para los primeros círculos.
Taylor sugiere que las microondas podrían ser usadas para hacer que los tallos de las plantas cultivadas se desplomen y enfríen en posición horizontal, una técnica que podría explicar la velocidad y eficiencia de los artistas y el asombroso nivel de detalle que presentan algunos de estos círculos.
De hecho, un equipo de investigación afirma ser capaz de reproducir, mediante un magnetrón de bolsillo, el complejo patrón de daños que exhiben los cultivos en los terrenos ocupados por los círculos. Ese magnetrón se puede montar a partir de un horno de microondas y una batería de 12 voltios.
Tal como advierte Taylor, los artistas que crean estos círculos, al igual que todo buen prestidigitador, no van a dejarse arrebatar sus secretos fácilmente, y seguirán ideando nuevos e inteligentes trucos basados en avances tecnológicos, de modo que hay misterio para rato.
Fuente Original: Noticias del Espacio
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