El trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto SoRT, una iniciativa respaldada por un grupo internacional de científicos dirigido por las antropólogas Etty Indriati de la Universidad Gadjah Mada de Indonesia y Susan Antón de la Universidad de Nueva York.
El Homo erectus es considerado un ancestro humano directo, que se asemeja a los seres humanos modernos en muchos aspectos, a excepción de su cerebro más pequeño y su cráneo de forma diferente, y fue el primero de nuestros antepasados que emigró desde África, hace alrededor de 1,8 millones de años. El Homo erectus se extinguió en África y gran parte de Asia hace unos 500.000 años, pero se creía que sobrevivió en Indonesia hasta hace entre 35.000 y 50.000 años. Estos miembros tardíos del Homo erectus habrían compartido el entorno con los primeros miembros de nuestra especie, Homo sapiens, que llegó a Indonesia hace unos 40.000 años.
La existencia de las dos especies al mismo tiempo tiene implicaciones importantes para los modelos sobre los orígenes de los humanos anatómicamente modernos.
Cráneos de Homo erectus hallados en Indonesia. (Foto: © Kenneth Garrett)
Uno de los modelos, el del origen africano o modelo del reemplazo, asume que se produjo esa superposición.
Sin embargo, el modelo multirregional, que plantea que los humanos modernos se originaron como consecuencia de las contribuciones genéticas de las poblaciones de homínidos de África, Asia y Europa, descarta esa superposición. La supervivencia tardía del Homo erectus en Indonesia se ha venido utilizando como una línea de apoyo del modelo del origen africano.
Sin embargo, los hallazgos del Proyecto SoRT parecen demostrar que la presencia del Homo erectus en la región terminó antes de que los humanos modernos llegaran a allí. Los análisis sugieren que el Homo erectus se extinguió hace por lo menos 143.000 años, y probablemente hace más de 550.000 años. Esto significa que la desaparición del Homo erectus ocurrió mucho antes de la llegada del Homo sapiens.
Por tanto, a juzgar por los resultados de esta investigación, ahora todo apunta a que el Homo erectus no compartió nunca el hábitat con los humanos anatómicamente modernos.
Fuente Original: Noticias del Espacio