El complejo conjunto de materiales orgánicos presentes en las condritas carbonáceas puede variar considerablemente de un meteorito a otro.
Una nueva investigación muestra que la mayor parte de estas variaciones son el resultado de la actividad hidrotérmica que tuvo lugar en los primeros millones de años transcurridos desde la formación del sistema solar, cuando los meteoritos todavía formaban parte de cuerpos más grandes, probablemente asteroides.
El equipo dirigido por Christopher Herd de la Universidad de Alberta, Canadá, y que incluye también a Conel Alexander, Larry Nittler, Frank Gyngard, George Cody, Marilyn Fogel y Yoko Kebukawa del Instituto Carnegie de Washington, estudió cuatro muestras de meteoritos de la lluvia de piedras producida por la fragmentación de un meteoroide al entrar en la atmósfera, y que cayó en Enero del 2000 en la zona del lago Tagish, en el norte de Canadá. Se considera que las muestras de este objeto celeste son muy puras, ya que cayeron en un lago congelado, se recogieron sin contacto con las manos a los pocos días de su colisión, y se han mantenido congeladas desde entonces.
Un meteorito encontrado en la Antártida. (Foto: NASA)
Las muestras también contienen aminoácidos, los componentes orgánicos esenciales para la vida, con los que se forman proteínas. Los tipos y abundancias de los aminoácidos contenidos en las muestras concuerdan con un origen extraterrestre, y muestran una clara influencia de los procesos físicos acaecidos en los meteoritos de los que proceden.
Fuente Original: Noticias del Espacio