Si alguna vez necesitamos evitar que un asteroide golpee la Tierra, tendremos que desviarlo de alguna manera. Para practicar, la Agencia Espacial Europea planea jugar al billar con asteroides.
Si los astrónomos detectan alguna vez un asteroide en nuestro camino, el mundo deberá decidir muy rápido qué hacer.
Una idea es sacarlo de curso. Pero aunque suena muy sencillo, esconde una multitud de desafíos. El más obvio de ellos es determinar cuán grande debería ser un impacto y cómo realizarlo.
En 2002, la Agencia Espacial Europea (ESA) inició un programa llamado Don Quijote para averiguar cuál es la mejor manera de realizar tal desvío.
Don Quijote implica el envío de dos sondas a un asteroide cercano a la Tierra; una para golpearlo y la otra para observar el cráter del impacto. El objetivo es cambiar el semi-eje mayor del asteroide en más de 100 metros y medir el cambio con una precisión mayor a 1%.
Pero la pregunta es cómo mejorar el monitoreo de los asteroides. Después de todo, el plan final es usar la información de esta misión para mover algún otro asteroide que se dirija hacia nosotros.
Ahora, Stephen Wolters de la Open University en Reino Unido y algunos compañeros han publicado un nuevo análisis de la misión, diciendo que las mediciones del cambio de la órbita no son suficientes. En cambio, la sonda necesita caracterizar el impacto en detalle, determinando la densidad del material cerca de la superficie del asteroide, el tamaño de los granos en la superficie, así como también la distribución de la masa y velocidad de la eyección causada por el impacto.
Sólo con esta información será posible calcular exactamente cómo fue transferido el impulso desde el objeto de impacto al asteroide.
Esto introduce cambios significativos en la misión. Además de un radio transmisor de a bordo que permitirá a los científicos espaciales en la Tierra calcular su distancia exacta, la nave espacial necesitará un sofisticado conjunto de cámaras capaz de fotografiar el daño y realizar espectroscopia infrarroja para determinar el contenido mineral del asteroide.
Las cámaras termales también captarán cualquier cambio de temperatura. Esto es importante, dado que una pequeña, pero potencialmente importante fuerza del asteroide se emite en forma de calor.
Si el asteroide emite radiación equitativamente en todas las direcciones, su fuerza se anula. Pero si emite más en algunas direcciones que en otras, entonces la fuerza empujará lentamente al asteroide. Esto puede suceder si el asteroide tiende a enfriarse a un ritmo que dependa de su velocidad de rotación, por lo que toda la radiación emitida por la superficie que estuvo de cara al Sol, viajará en la misma dirección.
Esta fuerza, llamada efecto Yarkovsky, podría hacer la diferencia entre si un impacto con la Tierra ocurre o no. Por lo tanto, conocer su valor es crucial, particularmente si el objeto que impacte el asteroide cambia el ritmo de rotación de la roca espacial.
Todo esto debería hacer a Don Quijote una mejor misión, pero también la haría mucho más costosa. Y esto plantea una interrogante acerca de si la ESA deberá pagar todos los gastos.
Pero entonces, de nuevo, ¿por qué debería hacerlo? Hay un buen argumento para que la comunidad internacional en conjunto asuma la carga y el costo de la protección planetaria.
Finalmente, la única pregunta es qué tanto necesitamos a Don Quijote para mantener nuestro planeta a salvo.
Fuente Original: Cosmo Noticcias - The Physics arXiv Blog