martes, 5 de julio de 2011

La sorpresa salada de Encélado


Los penachos característicos de Encélado. Crédito: SSI, JPL, ESA, NASA.

Los investigadores del equipo de la misión Cassini han identificado grandes granos de sal en los penachos que emanan del satélite Encélado de Saturno, haciendo aún más fuerte la posibilidad de que exista un océano líquido salado bajo la superficie congelada de la luna.

Cassini descubrió los chorros de partículas de hielo de agua en 2005; desde entonces, los científicos han estado tratando de aprender más acerca de su comportamiento, de qué están hechos y –más importante- de dónde provienen.

La teoría actual dice que Encélado tiene un océano líquido subsuperficial de profundidad y volumen aún no determinados, y las presiones de la roca y las capas de hielo superiores combinadas con el calor interior fuerzan al agua a subir a través de las grietas en la superficie cerca del polo sur de la luna. Cuando el agua alcanza la superficie se congela inmediatamente, lanzando penachos de partículas de hielo cientos de kilómetros al espacio.

Gran parte del hielo termina orbitando alrededor de Saturno, creando el brumoso anillo E en que habita Encélado.

Aunque el descubrimiento de los penachos fue inicialmente una sorpresa, es la creciente posibilidad de agua líquida lo que es realmente fascinante, especialmente en un lugar tan lejos en el Sistema Solar y en una pequeña luna de 504 km de diámetro. ¿Qué evita que el agua bajo la superficie de Encélado se congele? Podrían ser las fuerzas de marea provocadas por Saturno, podría ser también el calor interno de su núcleo, una combinación de ambos, o algo completamente diferente… Los astrónomos continúan trabajando para resolver este misterio.

Ahora, utilizando datos obtenidos en sobrevuelos de 2008 y 2009 durante los que Cassini voló directamente a través de los penachos, los investigadores han encontrado que las partículas en los chorros más cercanos a la luna contienen granos de sal ricos en sodio y potasio. Esta es la mejor evidencia hasta ahora de la existencia de agua salada líquida dentro de Encélado; un océano salado subterráneo.

“Actualmente, no hay manera convincente de producir un flujo continuo de granos ricos en sal desde el hielo sólido a través de todas las rayas de tigre que no sea con agua salada bajo la superficie congelada de Encélado”, dice Frank Postberg, científico del equipo de Cassini, de la Universidad de Heidelberg en Alemania.

Si, de hecho, hubiese una reserva de agua líquida, debería ser muy extensa dado que los numerosos penachos están constantemente rociando vapor de agua a un ritmo de 200 kg por segundo, ¡y a varias veces la velocidad del sonido! Los penachos son eyectados desde puntos dentro de las largas fisuras que hay a través del polo sur de Encélado, conocidas como “rayas de tigre”.

Recientemente, también se ha descubierto que las regiones con rayas de tigre emanan una sorprendente cantidad de calor, apoyando aún más un interior de agua líquida, así como también una fuente interna de energía. Y donde hay agua líquida, energía térmica y compuestos orgánicos –todos los cuales parecen existir en Encélado- hay también posibilidad de que exista vida.

“Este hallazgo es una nueva pieza crucial de evidencia que muestra que las condiciones medio ambientales son favorables para que el surgimiento de vida pueda ser sustentado en cuerpos helados orbitando planetas gigantes de gas”, dice Nicolas Altobelli, científico del proyecto Cassini para la ESA.

Encélado ha intrigado a los científicos durante muchos años, y cada vez que Cassini lo sobrevuela, un nuevo pedazo de información es revelado… sólo podemos imaginar que puede haber más secretos en este pequeño mundo. Afortunadamente, ¡Cassini es fuerte y está más que feliz de seguir investigando!
“Sin un orbitador como Cassini para volar cerca de Saturno y sus lunas –para degustar la sal y sentir los bombardeos de granos de hielo- los científicos nunca hubiesen sabido cuán interesante son estos mundos del Sistema Solar exterior”, comenta Linda Spilker, científica del proyecto Cassini en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.

Los hallazgos fueron publicados en la revista Nature.



Fuente Original: Cosmo Noticias - Universe Today