sábado, 30 de julio de 2011

La NASA publica un nuevo análisis de la anomalía de las Pioneer

La misteriosa fuerza que actúa sobra las sondas Pioneer parece estar bajando exponencialmente. Esta es una gran pista de que el calor de a bordo es el culpable, dice la NASA.

Ilustración artística de una de las sondas Pioneer. Crédito: NASA.

A principios de la década de 1970, la NASA envió dos naves espaciales en una montaña rusa hacia el Sistema Solar exterior. Las Pioneer 10 y 11 viajaron más allá de Júpiter (y Saturno en el caso de Pioneer 11) y ahora se dirigen hacia el espacio interestelar.

Pero en 2002, los físicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, notaron un desconcertante fenómeno. La sonda estaba frenando. Nadie sabía por qué, pero la NASA analizó 11 años de datos de seguimiento de Pioneer 10 y 3 años de Pioneer 11 para demostrarlo.

Esta desaceleración, la anomalía de las Pioneer, se ha convertido en uno de los mayores problemas de la astrofísica. Una idea es que la gravedad es diferente en esas distancias (Pioneer 10 y 11 están ahora a 30 y 70 UA). Ésta sería la conclusión más emocionante.

Pero antes de que los astrofísicos acepten esto, deben descartarse otras explicaciones más mundanas. De ellas, la principal es la posibilidad de que la desaceleración esté provocada por el calor procedente de las baterías radiactivas de la nave, que pueden irradiar más calor en una dirección que en otra.

El pasado marzo, físicos europeos afirmaron que un nuevo modelo por ordenador de la emisión de calor procedente de la nave había finalmente dado con el problema. Dijeron que habían demostrado que el calor era el culpable.

La NASA, que tenía su propio equipo revisando este tema, se ha mantenido en silencio sobre este resultado y hoy podemos ver por qué. Slava Turyshev del JPL y algunos colegas dicen que han filtrando los registros del JPL en busca de más datos. Y los han encontrado.

Estos chicos dicen que han sido capaces de duplicar los conjuntos de datos para ambas naves. Esto incrementa los datos de seguimiento de Pioneer 10 a 23 años y de Pioneer 11 a 11 años. Esto es un salto de 20.055 a 41.054 puntos de datos para Pioneer 10 y de 10.616 a 81.537 para Pioneer 11.

Entonces, ¿qué demuestra esto? En primer lugar, los nuevos datos confirman que existe la desaceleración anómala.

Pero también arroja algo interesante. Turyshev y compañía dicen que parece haber una disminución exponencial con el paso del tiempo en este frenado anómalo. No es fácil de ver en los datos con seguridad, pero sin duda hay signos de que está ahí.

Ésta es una pista importante. Pioneer 10 y 11 están alimentadas por el decaimiento radiactivo del plutonio-238, el cual, por supuesto, decae exponencialmente.

La NASA está actualmente realizando su propia simulación por ordenador de la forma en que se emite el calor desde la nave para ver si puede explicar el nuevo conjunto de datos.

Todas las pistas señalan a la idea de que el calor puede explicar la anomalía de las Pioneer. Como lo expresan Turyshev y sus colegas: “La causa más probable de la anomalía de las Pioneer es la emisión anisotrópica del calor de a bordo”.

Por lo que parece que NASA está de acuerdo con la conclusión europea y que los astrónomos pronto podrán dejar descansar este misterio de una vez por todas.

Fuente Original: Cosmo Noticias -  The Physics arXiv Blog