Conocer la edad de una estrella es importante para muchos estudios astronómicos, y en particular para los cazadores de planetas. Los astrónomos ya han encontrado cerca de 2.000 planetas en órbita a otras estrellas. Ahora, quieren utilizar lo que se sabe sobre estos planetas para profundizar en los entresijos de la formación y la evolución de los sistemas planetarios del universo, y averiguar por qué son tan diferentes unos de otros.
En investigaciones como esas, tarde o temprano se necesitará saber las edades de las estrellas y las de sus planetas, a fin de evaluar si podría haber surgido y evolucionado vida extraterrestre en esos mundos, tal como argumenta el astrónomo Soren Meibom, del Centro para la Astrofísica, gestionado conjuntamente por la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano.
Cuanto más viejo es un planeta, más tiempo ha tenido la vida para emerger. Como las estrellas y los planetas se forman juntos casi al mismo tiempo, si conocemos la edad de una estrella, sabemos también la edad de sus planetas.
Determinar la edad de una estrella es relativamente fácil cuando ésta se halla ubicada en un cúmulo integrado por cientos de estrellas formadas todas ellas al mismo tiempo. Los astrónomos saben desde hace décadas, que si crean un diagrama analítico con los colores y el brillo de las estrellas de un cúmulo, el patrón que surge al analizar los datos se puede utilizar para determinar la edad del cúmulo, y por tanto la de virtualmente todas sus estrellas. Pero esta técnica sólo funciona para los cúmulos. Para las estrellas que no están en cúmulos (incluyendo a todas las estrellas de las que se sabe que tienen planetas), determinar la edad es mucho más difícil.
Ilustración de un hipotético planeta junto a su estrella. (Foto: David A. Aguilar (CfA))
Aquí entra en escena una estrategia puesta a prueba en un estudio reciente. Según ha comprobado Meibom, la rotación de una estrella disminuye de modo uniforme con el paso del tiempo, como le sucede, obviando las diferencias, a una peonza que gira sobre sí misma encima de una mesa. Esa disminución de la rotación estelar puede ser usada como referencia a partir de la cual deducir la edad del astro.
Para medir la velocidad de rotación de una estrella, los astrónomos buscan cambios en el brillo causados por manchas oscuras en su superficie, un rasgo que el Sol y otras estrellas poseen. Cuando el hemisferio visible de una estrella incluye una mayor superficie cubierta de manchas que cuando la parte mostrada de la estrella era otra, se atenúa un poco su luminosidad. Cuando las manchas dejan de ser visibles por haber pasado al hemisferio oculto, la luz de la estrella se incrementa de nuevo. Determinando el tiempo que transcurre entre apariciones sucesivas de manchas o conjuntos de manchas, se puede calcular cuán rápidamente gira la estrella.
Fuente Original: Noticias del Espacio