Cientos de planetas extrasolares (planetas en órbita a otras estrellas) han sido descubiertos desde 1995, pero sólo en años recientes los astrónomos han observado que en algunos de estos sistemas solares la estrella está rotando en una dirección y el planeta orbita alrededor de ella en la dirección opuesta. Esa desigualdad es realmente rara. Y más aún cuando ese planeta es un gigante gaseoso muy cerca de su estrella.
(Foto: Northwestern U.)
A grandes rasgos, esa transformación orbital está provocada por perturbaciones gravitacionales ejercidas por planetas más lejanos.
En su modelo, los investigadores toman como referencia una estrella similar al Sol, y dos planetas a su alrededor. El planeta más cercano a la estrella es un gigante gaseoso similar a Júpiter, y al principio está bastante lejos de su estrella (aunque más cerca que el otro).
El planeta más alejado de la estrella es también un gigante. Interactúa con el planeta interior, perturbando su movimiento y causando inestabilidades orbitales en el sistema planetario.
Los efectos que esta especie de "tira y afloja" gravitacional tiene sobre el planeta interior son sutiles, pero su resultado se va acumulando con el paso del tiempo, y después de un periodo muy largo provoca dos cambios importantes en el sistema: El planeta interior orbita muy cerca de su estrella, y además lo hace en la dirección opuesta a la de la rotación de la estrella. Esos cambios se producen, según el modelo, porque las dos órbitas intercambian momento angular, y la del planeta interior pierde energía a través de las fuertes mareas que sufre.
El acoplamiento gravitatorio entre los dos planetas hace que el planeta interior adopte una órbita excéntrica. Este planeta ha perdido mucho momento angular, que, esencialmente, ha sido transferido al planeta exterior.
La órbita del planeta interior se encoge poco a poco, debido a que su energía se disipa a través de las mareas, y el resultado es que gira cada vez más cerca de la estrella, hasta que su temperatura es tan elevada que ya merece ser calificado como "un Júpiter caliente". En el proceso, la órbita del planeta se vuelve tan excéntrica e inestable que puede pasar a girar en sentido contrario al de la rotación de la estrella.
Fuente Original: Noticias del Espacio