domingo, 3 de marzo de 2013

El extraño origen del agujero negro más joven conocido de nuestra galaxia

W49B es un remanente de supernova mucho más caótico y extraño que la mayoría de los conocidos. La supernova que lo originó fue una explosión de un tipo muy raro.

Este remanente, o "nube de escombros" originada por la explosión, puede albergar el agujero negro formado más recientemente en nuestra galaxia, la Vía Láctea. El remanente tiene alrededor de un millar de años de edad (visto desde la Tierra, o sea sin contar el tiempo que ha tardado la luz en llegar hasta nosotros). W49B está situado a unos 26.000 años-luz de distancia de la Tierra.

Las explosiones de supernova que destruyen a las estrellas masivas suelen ser simétricas, con la materia estelar siendo disparada hacia todas direcciones de manera esencialmente homogénea. Sin embargo, en la supernova de W49B, el material cerca de los polos de la estrella aniquilada fue expulsado a una velocidad muy superior a la del material que emanó de su ecuador.

Mediante una inspección minuciosa de la distribución y cantidades de diferentes elementos químicos en la nube de escombros, un equipo de especialistas ha podido comparar los datos reunidos por el Telescopio Espacial Chandra de Rayos X, de la NASA, con los modelos teóricos de cómo explota una estrella. Por ejemplo, los investigadores han encontrado hierro sólo en la mitad de la nube, mientras que otros elementos como el azufre y el silicio están esparcidos por toda ella. Esto concuerda con el modelo de una explosión asimétrica. Otro rasgo llamativo es que W49B tiene más forma de barril que la mayoría de los otros remanentes de supernova, tanto en rayos X como en algunas otras longitudes de onda, lo que apunta también a que la estrella se destruyó de un modo inusual.

 

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 W49B puede albergar el agujero negro de formación más reciente en nuestra galaxia. 
Imagen: En rayos X: NASA/CXC/MIT/L.Lopez et al.; en infrarrojos: 
Palomar; en radio: NSF/NRAO/VLA

 
El equipo de Laura López y Daniel Castro, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Enrico Ramírez Ruiz, de la Universidad de California en Santa Cruz, ambas instituciones en Estados Unidos,  y Sarah Pearson, de la Universidad de Copenhague en Dinamarca, también buscó señales delatadoras del tipo de "cadáver" ultradenso en que se convirtió el núcleo de la estrella al estallar ésta.

Aunque en una explosión de supernova buena parte de la materia de la estrella masiva es expulsada al espacio, el núcleo se conserva, comprimiéndose hasta alzanzar una densidad enorme. Muchas veces, este núcleo da lugar a lo que se conoce como una estrella de neutrones. A menudo, los astrónomos pueden detectar estos objetos a través de sus emisiones características y bastante potentes en rayos X u ondas de radio. Una cuidadosa búsqueda de señales en los datos reunidos por el Chandra reveló una ausencia de señales típicas de una estrella de neutrones, lo que implica que el núcleo de la estrella debió convertirse en un objeto todavía más exótico: Un agujero negro, concretamente el más joven de nuestra galaxia del que se tenga conocimiento.

Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología

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