domingo, 24 de marzo de 2013

De los siete minutos de terror a los siete meses de ciencia



Curiosity
Robot Curiosity Crédito: NASA


Cuando la misión del laboratorio científico de Marte de la NASA logró aterrizar con éxito el róver Curiosity en la tarde del 5 de agosto, fue aclamada como un gran éxito, tanto para la NASA como para la exploración de Marte en general. Llevar al robot de una tonelada con seguridad hasta la superficie obligó a afrontar el peligroso proceso de entrada, descenso y aterrizaje (EDL en el acrónimo inglés), que se dio a conocer, gracias a un vídeo producido por la NASA antes de la llegada, como los “siete minutos de terror”. El exitoso aterrizaje dio lustre a la reputación de la agencia y convirtió a algunos de los involucrados en el proyecto en una especie de celebridades.
“Todo el mundo quiere saber, “diantre, ¿por qué va todo tan despacio?”. La respuesta es que necesitamos tener mucha cautela y no cometer errores” declaró Grotzinger.
Aunque para el equipo científico del Curiosity aquellos siete minutos de terror eran solo el principio. En los cerca de seis meses y medio transcurridos desde la llegada, el equipo encargado de la misión ha ido poniendo al róver poco a poco en camino, probando sus instrumentos y comenzando a moverlo a través del terreno del Cráter Gale. En contraste con el aterrizaje del robot, donde el éxito podía determinarse de forma clara y rápida, las operaciones científicas se van sucediendo a paso lento.

“Curiosity es un sistema complejo que, cuando operas con él, tienes que ir dando pasos de bebé para asegurarte que lo estás preservando para el beneficio de la posteridad, ya que puede que permanezca allí mucho tiempo. Así que vamos despacio”, declaró John Grotzinger, el profesor de geología de Caltech que sirve como director científico de la misión. Él mismo estuvo presente el viernes en una conferencia de prensa durante la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), en Boston.

Repitió las mismas afirmaciones en el plenario que hubo esa mañana tras la conferencia. “Todo el mundo quiere saber, diantre, ¿por qué va todo tan despacio? Pues porque queremos ser cautelosos y no meter la pata”. Este tipo de forma de abordar las operaciones de la misión ha sido evidente en uno de los últimos mayores hitos del Curiosity, el primer uso del taladro. El 9 de febrero la NASA anunció que el roer había recolectado la primera muestra de roca con el taladro, perforando 6.4 centímetros en una roca llamada “John Klein” en honor de un director de proyecto que falleció en 2011. Todo esto ocurrió unos días después de probarlo en un sitio cercano de la misma roca. Finalmente el polvo recolectado por el taladro mientras penetraba en la roca será introducido en los instrumentos del robot.

El énfasis, sin embargo, es en “última instancia”. Grotzinger afirmó que todavía tienen que confirmar que las muestras han pasado por el eje del instrumento hasta introducirse en las cámaras que retendrán la muestra hasta que se lleven al CHIMRA que significa Recolección y Manipulación para un Análisis de Roca Marciana in situ, un aparato que hace vibrar el material sobre un cedazo que aparta aquellas partículas que son más grandes de 150 micrones. La muestra obtenida es luego conducida al CHEMIN, Química y Mineralogía y al SAM, Análisis de Muestras en Marte, para ser analizada. Él mismo aseguró que esperaban completar todo el proceso “en la próxima semana más o menos”

“Para los que estamos involucrados en las operaciones de superficie esto es el equivalente a la Entrada, Descenso y Aterrizaje, dijo Grotzinger acerca de la prueba del taladro en la conferencia de prensa. “En vez de los siete minutos de terror hemos tenido siete meses de manos sudadas hasta estar seguros de que todo funcionaba”

Parece que Curiosity pasará al menos las siguientes semanas en esta localización, aseguró. Parte de este tiempo lo pasaremos analizando la muestra y realizando estudios, algo que dependerá, añadió, en cuan “excitante” termina siendo la muestra. Una conjunción planetaria inminente, cuando la Tierra y Marte están en los lados opuestos del sol, va a dificultar las comunicaciones de radio, lo que también mantendrá al rover en su actual posición. “No podremos moverlo hasta el final de la primavera”

“Algo que descubrí al comienzo de la misión”, añadió Grotzinger, “es que las expectativas que tiene todo el mundo son extraordinariamente altas incluso para aquello que solo podamos descubrir en las más extraordinarias condiciones”. Otra razón para llevar con mucha calma las operaciones del Curiosity es la creencia de que el robot tiene una larga vida por delante. Oficialmente tiene dos años de misión principal pero el roer está diseñado para operar por mucho más tiempo, y todo el que se pueda en su mejores condiciones, los responsables del proyecto esperan que la NASA puede que extienda la misión bastante más que los dos años iniciales. “Pienso que la agencia percibe que la misión va muy bien” señaló de nuevo Grotzinger, “nos han dicho que desean apoyarnos más allá de la duración nominal”. Este apoyo para una misión de larga duración, dijo, los hace “pensar de manera más estratégica” a la hora de abordar las operaciones.

El plan original, por ejemplo, era ir desde el lugar de aterrizaje en la dirección de la montaña del centro del Cráter Gale, oficialmente designada Aeolis Mons pero llamada Monte Sharp por el equipo del proyecto. Aunque, tras la llegada, se diseñó una ruta en dirección opuesta, hacia una zona donde parecen unirse tres tipos distintos de terreno, llamada Gleneg.
 
La ciencia que hemos recolectado ha justificado con mucho esta decisión, afirmó Grotzinger. “ha pagado muchos dividendos en términos de lo que hemos visto como un excitante y potencialmente habitable entorno antiguo marciano, así que lo vamos a explorar a conciencia.

En la reunión de la AAAS, Grotzinger no reveló ningún hallazgo logrado por la misión que no haya sido previamente anunciado por la NASA. Al ser interrogado en la rueda de prensa acerca de las diferencias de color vistas en el polvo de roca obtenido tras el reciente taladro, que mostraron material grisáceo en contraste con el característico color rojo de la superficie, Grotzinger dijo que los datos del análisis estaban en camino. “lo que queremos hacer es agrupar todas nuestras observaciones juntas y presentarlas en conjunto, así que deseamos que tengáis algo en el plazo de un mes”, declaró.

Estos planes podrían coincidir con la próxima Conferencia de Ciencia Planetaria y Lunar (LPSC) en Houston, que arrancará en un mes a partir de esta fecha. Grotzinger dijo que en una reunión donde estuvieron todos los responsables del equipo científico de la misión a comienzos de la semana revisaron todos los resultados que planean presentar en la conferencia. “Nos llevará mucho tiempo llegar allí, pero intentaremos llegar” añadió acerca del objetivo de llegar al Monte Sharp.

Las reticencias que Grotzinger muestra a la hora de divulgar detalles científicos deben de tener su base en el suceso de noviembre, cuando él mismo declaró a un periodista que estaba de visita en el centro que uno de los instrumentos había producido datos de los que “iban a estar en los libros de historia”. Aquello produjo una ola de especulación rampante que afirmaba que los científicos del proyecto habían encontrado evidencias de materiales orgánicos. Al final resultó que el vehículo no había encontrado – ni encontró todavía- compuestos orgánicos, que tal como él aseguró eran muy difíciles de preservar a lo largo de millones de años.

“Una cosa que he descubierto al principio, dijo en la conferencia de prensa de la AAAS, ” es que las expectativas que tiene todo el mundo son extraordinariamente altas incluso para aquello que solo podamos descubrir en las más extraordinarias condiciones “. Eventualmente Curiosity comenzará a dirigirse hacia el Monte Sharp, un objetivo que permanece intacto más allá de la actual ruta. ” En la reunión de nuestro equipo hemos confirmado, con un fuerte consenso, que el Monte Sharp es todavía el mejor premio. “Nos llevará tiempo llegar allí, pero lo intentaremos”

Fuente: Ciencia Kanija -  The Space Review

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