Los
antiguos ya sabían que la Luna parece mayor cerca del horizonte, pero
ninguna teoría explicaba de manera convincente la ilusión. Ahora, una
nueva idea tiene como objetivo zanjar el debate de una vez por todas.
Una
de las ilusiones ópticas clásicas implica a la Luna, que parece mayor
cerca del horizonte que en el cénit. Esta ilusión se ha conocido y
discutido desde hace siglos, y su explicación aún es tema de un candente
debate.
Luna: Crédito: Marina Santacana
Hoy,
el debate se reinicia gracias al trabajo de Joseph Antonides y Toshiro
Kubota de la Universidad Susquehanna en Pennsylvania. Estos chicos
tienen una nueva teoría sobre que la ilusión ocurre debido a la
contradicción entre la forma en que el cerebro compara las referencias
de distancia del modelo perceptual del mundo y la referencia de la
visión binocular.
Que la ilusión existe es algo que no
admite discusión. Una prueba fácilmente accesible procede de las pruebas
fotográficas, las cuales muestran que el tamaño de la Luna se mantiene
constante cuando cruza el cielo. Así, la cuestión de por qué parece
mayor cerca del horizonte se ha estudiado por mucha gente de distintas
disciplinas.
Tal vez, la explicación más famosa sea la
de la Teoría del Contraste de Tamaño. Afirma que el tamaño angular de
la Luna percibido es proporcional al tamaño angular de los objetos que
hay a su alrededor.
Cerca
del horizonte, la Luna está más cerca de objetos de un tamaño que
conocemos, tales como árboles, edificios, etcétera. Y dado que es
comparable en tamaño a estos objetos familiares, parece mayor.
Esto
se relaciona con la famosa ilusión de Ebbinghaus, en la cual el tamaño
aparente de un círculo depende del tamaño de los círculos que hay a su
alrededor.
Antonides
y Kubota dicen que hay dos problemas con esta teoría. La primera es que
no explica el grado de expansión. Algunos observadores informan que la
Luna parece hasta el doble de grande en el horizonte, y en los
experimentos con la ilusión de Ebbinghaus, los observadores normalmente
informan de un incremento de apenas un 10 por ciento.
El
segundo es, que no explica por qué el efecto desaparece en las
fotografías y videos. Por el contrario, la ilusión de Ebbinghaus es
fácil de reproducir.
La
nueva teoría se basa en la idea de que el cerebro juzga las distancias
de dos formas distintas. La primera es con la visión binocular. Cuando
la imagen de cada ojo es la misma, el objeto debe estar muy lejano.
La
segunda es nuestro modelo intrínseco del mundo, en el que percibimos que
el cielo, en segundo plano, está a una distancia finita, con el Sol, la
Luna, y las estrellas en primer plano (en lugar de parecer que se ven a
través de un agujero, por ejemplo).
Este
resultado es una contradicción. Nuestro modelo perceptual del mundo
sugiere que la Luna está más cerca que el cielo, aunque nuestra visión
binocular sugiere que no es así.
La
teoría de Antonides y Kubota es que la ilusión es el resultado de cómo
gestiona el cerebro esta contradicción. “Proponemos la teoría de que el
cerebro resuelve esta contradicción distorsionando la proyección visual
de la Luna, lo que da lugar a un mayor tamaño angular”, comentan.
Apuntan
que la distorsión depende, de manera crucial, de la distancia percibida
del cielo. Esto está muy influido por las referencias de distancia en
el terreno, que hacen que el cielo, y por tanto, la Luna, estén más
cerca. De forma similar, cuando se pierden estas referencias, cuando la
Luna está alta en el cielo, tanto la Luna como el cielo parecen estar
más lejos.
Esta
es una interesante idea que estimula el debate. Antonides y Kubota
dicen que quieren explorar más profundamente la idea experimentando con
la ilusión. Por ejemplo, quieren medir los cambios en la expansión
aparente de la Luna con distintas referencias de distancia – en un campo
abierto, un valle, una montaña, en un paisaje urbano, etcétera.
También podría ser interesante ver cómo (o incluso si) aparece la ilusión en personas que carecen de visión binocular.
Luego
está la cuestión de por qué la ilusión desaparece cuando se ve el mundo
del revés, es decir, cuando estás cabeza abajo. Al no haber probado
esto, no pongo la mano en el fuego por su veracidad. Pero en la próxima
luna llena, me propongo comprobarlo. Así pues, no te sorprendas si ves
algunos observadores actuando de forma extraña en la próxima luna llena.
Fuente: Ciencia Kanija - The Physics ArXiv Blog
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