Investigadores
del Centro de Astrobiología han identificado los microorganismos que
viven dentro de las costras de sal en el entorno ácido y ferroso del río
Tinto, en Huelva. Las condiciones extremas de estas microcuevas se
podrían asemejar a las de los depósitos salinos de Marte y la luna
Europa de Júpiter, una posibilidad que deberán considerar las misiones
que operan allí, como Curiosity.
Las
altas dosis de radiación, la falta de humedad, así como la temperatura y
presión extremas que soporta la superficie de Marte, hacen difícil el
desarrollo de la vida. Dentro de este ambiente tan hostil, los
científicos buscan nichos más ‘amigables’ que pudieran guarecerla y uno
de los candidatos son los depósitos salinos.
Natrojarosita en Río Tinto Crédito: F. Gómez / CAB.
Ahora
un equipo del Centro de Astrobiología (CAB, INTA-CSIC) ha analizado un
ambiente de este tipo en la Tierra: las costras de sal asociadas a un
mineral con azufre y hierro denominado natrojarosita. Se encuentra en la
cuenca del río Tinto, en Huelva, y es muy similar a otro detectado en
Marte: la jarosita. Su presencia revela la existencia presente o pasada
de agua.
“Los
depósitos salinos son buenos ‘albergadores’ de restos biológicos, e
incluso de vida en sí misma, en situaciones muy adversas”, destaca a
SINC Felipe Gómez, coautor de este trabajo que publica la revista Planetary and Space Science.
“El
motivo es que en este ambiente se mantienen unas condiciones menos
adversas que las del entorno, ya que, por ejemplo, protege de la
radiación y mantiene condiciones de humedad superiores a las del
exterior”, explica el investigador.
Cinco morfologías ocultas en microcuevas de sal
Con
técnicas microscópicas y de ecología molecular, el equipo ha descubierto
una película de bacterias y algas viviendo en microcuevas de sal que no
se pueden observar directamente. Se han encontrado hasta cinco
morfologías distintas de microorganismos pertenecientes a géneros como Dunaliella y Cyanidium.
Los
depósitos analizados se han ido formado en capas de pocos milímetros de
grosor y constituyen un ecosistema “completamente distinto” del ya de
por sí extraño ambiente del río Tinto.
“Los
minerales precipitados solo se pueden haber formado en un entorno tan
ácido como este, y aún así albergan comunidades microbianas en
desarrollo, es decir, que aquí encuentran su ecosistema óptimo”, dice
Gómez.
Según
el estudio, “la localización de estos micronichos protegidos en un
análogo terrestre de Marte –como el río Tinto– supone un importante paso
para considerar el potencial de habitabilidad del planeta rojo”
La
sonda Mars Global Surveyor de la NASA ya ha localizado formaciones
salinas en forma de abanico aluvial en la superficie marciana y los
científicos piensan que también las podría haber bajo el océano helado
de la luna Europa, uno de los satélites de Júpiter.
“Desde
un punto de vista astrobiológico, los depósitos de sal tienen gran
importancia y se deben tener en cuenta a la hora de buscar restos de
vida en misiones espaciales de exploración, como la que actualmente está
desarrollando el rover Curiosity en Marte”, concluye Gómez. De hecho,
se han localizado depósitos salinos de interés astrobiológico no lejos
de donde se mueve el rover de la NASA.
En
la Tierra, el equipo del CAB también ha estudiado ambientes salinos
extremos en el lago Chott El Jerid (Túnez) y bajo el suelo del desierto
de Atacama (Chile)
Fuente: Ciencia Kanija - SINC
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