Un
equipo internacional de científicos, entre los que se encuentran
investigadores de la UNED, ha descubierto un exoplaneta fuera de lo
común, al contar con un radio desproporcionado en relación con su masa, y
que no sigue las teorías vigentes de formación de planetas. El cuerpo,
bautizado como WTS-1b, se considera un ‘Júpiter caliente’, debido a su
composición gaseosa y a su elevada temperatura.
Cada
semana, telescopios de todo el mundo detectan nuevos exoplanetas -que
orbitan alrededor de estrellas distintas al Sol- pero el último que ha
hallado el United Kingdom Infrared Telescope
(WTS-UKIRT) ubicado en Hawái, se sale de lo habitual. “Es un planeta
especial porque tiene un radio muy grande, dadas su masa y edad, y de
acuerdo con las teorías actuales de formación planetaria”, explica Luis
Sarro Baro, investigador del departamento de Inteligencia Artificial de
la UNED y uno de los autores del hallazgo, que se describe en la revista
Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
WTS-1b Crédito: NASA/ESA
Estas
teorías predicen que los radios de los planetas recién formados
decrecen con el paso del tiempo a medida que éstos radian su energía
interna. Sin embargo, teniendo en cuenta que el exoplaneta descubierto
–bautizado como WTS-1b– y su estrella progenitora se formaron hace 600
millones de años, el cuerpo debería tener un tamaño un 20% superior al
de Júpiter y no un 50%, como se observa.
Para
localizar a WTS-1b, el equipo internacional de científicos, del que
forma parte la UNED, el Centro de Astrobiología, el Instituto
Astrofísico de Canarias, el Centro Astronómico Hispano Alemán, la
Universidad de La Laguna, y numerosas instituciones europeas y
latinoamericanas, ha empleado técnicas de fotometría infrarroja. Éstas
revelan que el exoplaneta es un cuerpo gaseoso, conocido como ‘Júpiter
caliente’, porque comparte las características del gigante de gas pero
orbita alrededor de su estrella (WTS-1) a una distancia mucho menor que
éste lo hace del Sol.
“Si
comparamos, la Tierra se encuentra a una unidad astronómica de distancia
de su estrella; Júpiter se halla a 5,2 unidades astronómicas y WTS-1b, a
tan solo 47 milésimas de unidad astronómica (0,047) de la suya”, indica
el astrofísico.
Cuatro veces el gigante gaseoso
El
radio del exoplaneta es 1,5 veces el de Júpiter y su masa, cuatro veces
superior. Se localiza en el disco de la Vía Láctea, a unos 10 400 años
luz de distancia respecto a la Tierra. Por su parte, la estrella cuenta
con un radio un 15% superior al del Sol y su temperatura
–aproximadamente 6250 kelvin– es mayor que la de este.
Otra
característica del exoplaneta –común a cualquier ‘Júpiter caliente’– es
que se cree que no se creó en el mismo emplazamiento en el que se
encuentra ahora, sino mucho más lejos de su estrella y, posteriormente,
se desplazó hasta la posición actual.
La
cercanía entre ambos cuerpos sitúa a WTS-1b lejos de la zona de
habitabilidad pero eso no significa necesariamente que no pueda albergar
formas de vida. “En la Tierra existe vida en lugares con condiciones
tan adversas como Río Tinto, la Antártida o las fumarolas oceánicas, y
eso hace años era impensable”, recuerda el investigador de la UNED. No
obstante, Sarro admite que “hoy por hoy, se considera improbable que un
planeta tan próximo a la estrella central pueda albergar vida”
‘Cazado’ con fotometría infrarroja
La
fotometría infrarroja empleada por los científicos en este estudio es
una técnica común para detectar planetas en imágenes directas, pero no
para localizarlos a través de sus tránsitos o eclipses. Midiendo el
brillo de cientos de miles de estrellas en una misma región del cielo a
lo largo del tiempo, se pueden detectar cuerpos en órbita alrededor de
éstas si dicho movimiento es tal que, en algún momento, el planeta pasa
por delante, ocurre un eclipse y disminuye el brillo aparente de la
estrella.
A
partir de ahí, los investigadores toman espectros –descomponen la luz en
sus diferentes longitudes de onda– para descartar explicaciones
alternativas, como por ejemplo, otra estrella, y confirmar la naturaleza
planetaria del cuerpo. Al mismo tiempo, los espectros permiten deducir
las propiedades físicas de la estrella central.
Fuente: Ciencia Kanija - DivulgaUNED
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