domingo, 30 de septiembre de 2012

Bacteria que elabora isobutanol, apto como combustible

Una humilde bacteria del suelo, llamada Ralstonia eutropha, tiene una tendencia natural, cuando se encuentra bajo ciertas condiciones, a dejar de crecer y destinar toda su energía a la producción de compuestos de carbono complejos.

Recientemente, unos científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, le han "enseñado" a este microbio un nuevo "truco": Han hecho algunos ajustes en genes de esta bacteria para inducirla a producir combustible, específicamente isobutanol, un compuesto que se puede mezclar con la gasolina o incluso sustituirla.

Christopher Brigham, investigador del Departamento de Biología del MIT, ha estado trabajando concienzudamente para desarrollar esta variedad modificada de la bacteria, y ahora está tratando de conseguir que el organismo utilice un flujo de dióxido de carbono (CO2) como materia prima, lo cual permitiría producir combustible a partir de las emisiones de CO2.

Aunque el principal objetivo de Brigham y su equipo es conseguir que el microbio use el CO2 como fuente de carbono, también se podría lograr que, con modificaciones ligeramente diferentes, esta bacteria obtuviese combustible útil de casi cualquier fuente de carbono, como por ejemplo residuos agrícolas o incluso urbanos.

Las modificaciones genéticas que el equipo del MIT le ha hecho a este microbio hasta ahora, ya son lo bastante buenas como para permitirle convertir carbono en isobutanol en un proceso relativamente estable.

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Cultivo de Ralstonia eutropha. (Foto: Christopher Brigham)



Ahora, los investigadores se centran en optimizar el sistema para aumentar la tasa de producción y diseñar biorreactores para llevar el proceso a la escala industrial.

A diferencia de algunos sistemas de bioingeniería en los cuales los microbios producen la sustancia deseada en su interior pero tienen que ser destruidos para que se pueda extraer el producto, la R. eutropha expulsa de manera natural el isobutanol en el líquido circundante, donde puede ser filtrado de modo constante, sin tener que detener el proceso de producción.

A diferencia de algunos biocombustibles propuestos, el isobutanol puede usarse en motores modernos de combustión con poca o ninguna modificación de los mismos, y ya ha sido utilizado incluso en algunos coches de carreras.

En el trabajo de investigación y desarrollo también han participado Jingnan Lu, Claudia Gai y Anthony Sinskey.

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Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología 

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