sábado, 5 de mayo de 2012

Panspermia a la inversa: Cómo podría la vida terrestre haber poblado el espacio


Representación artística e hipotética de cómo fue el impacto del asteroide que formó el cráter de Chicxulub. Crédito: JPL.
Durante años, los científicos han imaginado que la vida microbiana puede haber llegado a la Tierra en un cometa o meteorito, sembrando la semilla para la diversidad de vida que vemos hoy. Pero, ¿podría la panspermia haber ocurrido al revés? ¿Podría la Tierra haber dado vida a otros mundos?
Es una vieja idea, pero Tetsuya Hara de la Universidad Kyoto Sangyo en Japón y sus colegas tienen ahora nuevos cálculos que sugieren que es posible. “El único planeta que sabemos que tiene vida es la Tierra”, escribieron en un paper publicado enarXiv. “Por tanto, la Tierra sería una fuente probable para sembrar otros planetas con vida”.
Los microbios podrían ser expulsados de la atmósfera al espacio por los iones de alta velocidad después de una tormenta solar, pero sin protección los microbios serían irradiados hasta la muerte por esas mismas partículas cargadas.
Quizá una manera más segura de propagar las ‘semillas’ sería que rocas completas viajaran a otros mundos. Una investigación previa demostró que, teóricamente, el impacto masivo de un meteorito podría arrojar y dispersar toneladas de roca a través del Sistema Solar.
En su reciente artículo, Hara y sus colegas consideraron uno de los impactos de meteorito más grandes conocidos en la historia de la Tierra: el impacto de Chicxulub, que ocurrió hace 65 millones de años, generalmente es culpado de matar a los dinosaurios. El asteroide de 10 kilómetros de ancho, pesaba más de un billón de toneladas, y podría haber excavado la misma cantidad de masa de la superficie de la Tierra.
El equipo calculó qué cantidad de este material podría haber acabado en los cuerpos del Sistema Solar que se piensa que es más probable que sean acogedores para la vida: las lunas Encélado de Saturno y Europa de Júpiter, las cuales se cree que tienen océanos subsuperficiales de agua líquida.
Bajo ciertas condiciones, calcularon que hasta 300 millones de rocas individuales podrían haber terminado en Europa, y 500 en Encélado. Incluso más podrían haber acabado en la Luna y Marte. El equipo escribió:
Aunque no se está seguro de cómo las rocas entran al presunto mar bajo la superficie, por ejemplo, de Encélado o Europa, la probabilidad de que los microorganismos transferidos desde la Tierra se adaptaran y crecieran allí es alta.
Un puñado de rocas podría incluso haber alcanzado planetas alrededor de otras estrellas. Una de ellas podría ser Gliese 581, una enana roja a 20 años-luz de distancia con una súper-Tierra que la orbita en el borde exterior de su zona habitable, donde el agua podría ser líquida. Hana y sus colegas calcularon que alrededor de 1.000 rocas del impacto de Chicxulub podrían haber viajado esta distancia en aproximadamente un millón de años, lo que significa que la vida que hubiese llegado al planeta ha tenido 64 millones de años para desarrollarse… o extinguirse.
Aún no es seguro que los microbios sobrevivirían al viaje, aunque diminutos organismos conocidos como tardígrados han demostrado que pueden sobrevivir al vacío del espacio por cortos periodos de tiempo, al igual que los líquenes.
Fuente: Cosmo Noticias - New Scientist

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