sábado, 21 de abril de 2012

El aumento del dióxido de carbono provocó el calentamiento global del final de la Edad de Hielo


Hasta ahora, la comunidad científica sospechaba que el aumento de los niveles de CO2 y el calentamiento global que puso fin a la Edad de Hielo (hace 10.000 años) estaban relacionados. Un nuevo estudio confirma esta relación causa-efecto.
Impresión artística del alcance de la última edad glacial. Crédito: Wikimedia Commons.
“El dióxido de carbono podría ser un factor importante en el final de la última Edad de Hielo, pero su papel exacto siempre ha sido un misterio porque el aumento de las temperaturas observado en los núcleos de hielo de la Antártida tuvo lugar antes de que se elevaran los niveles de CO2”, ha
afirmado Jeremy Shakun, uno de los autores del estudio y becario postdoctoral de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en las Universidades de Harvard y Columbia (EE.UU.).
La clave para comprender el papel del CO2 ha sido reconstruir los cambios medios de temperatura a nivel mundial durante el final de la última Edad de Hielo. Según los investigadores, al no limitarse a las temperaturas antárticas, se hizo “evidente” que el cambio en el CO2 precedió “ligeramente” a gran parte del calentamiento global.
“El CO2 fue uno de los grandes causantes de que el planeta saliera de la última Edad de Hielo e hicieron falta 10.000 años para ello. Ahora los niveles de CO2 se encuentran de nuevo en aumento, pero en esta ocasión hace sólo 200 años que se produjo un aumento equivalente de CO2 y existen signos claros de que el planeta se encuentran aún comenzando a reaccionar”, ha apuntado el investigador.
Los científicos crearon un registro de temperaturas superficiales mundiales a partir de 80 reconstrucciones que abarcaban el final de la Edad de Hielo y descubrieron que la temperatura media alrededor de la Tierra se correlacionaba con los niveles aumentados de CO2.
El deshielo, paso a paso
Según el estudio, financiado por la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. y publicado en la revista Nature, los pequeños cambios en la órbita de la Tierra alrededor del Sol afectaron a la cantidad de luz solar que llegaba al hemisferio norte, lo que fundió el hielo que cubría Canadá y Europa. El agua dulce derretida fluyó fuera del continente hacia el Océano Atlántico, donde se formó un tapón sobre la corriente hacia las profundidades de la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (una parte de un sistema mundial de corrientes que trae aguas cálidas de los trópicos y que en la actualidad mantiene la temperatura de Europa a pesar de sus elevadas latitudes).
Cuando el agua dulce que salía del continente al final de la última Edad de Hielo penetró en el Atlántico Norte, “básicamente” frenó la corriente y alteró la llegada del calor a las latitudes del norte.
“Cuando se paraliza el transporte de calor, el norte se enfría y el calor se concentra en el hemisferio sur. La Antártida se habría templado con rapidez, y fue un proceso mucho más breve que el tiempo necesario para que el CO2 salga de las profundidades marinas, que es donde posiblemente se encontraba almacenado”, ha destacado Shakun.
El trabajo demuestra que el calentamiento del Océano Antártico puede haber cambiado el rumbo de los vientos, fundido el hielo marino y, posiblemente, extraído el CO2 de las profundidades y haberlo liberado en la atmósfera. “Lo que a su vez hubiera aumentado el calentamiento a nivel mundial”.
Para los investigadores, ahora la cuestión es cómo afectará al planeta el dióxido de carbono generado por los humanos, “ahora que no nos encontramos en una edad de hielo”.
Fuente: Cosmo Noticias - SINC

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