sábado, 28 de abril de 2012

Conociendo el planeta en la zona “Ricitos de Oro”


Ilustración artística de planetas habitables similares a la Tierra. Crédito: NASA.
La nave espacial Kepler, de la NASA, está descubriendo una verdadera avalancha de mundos alienígenas. Los recientes hallazgos incluyen planetas con dos soles, otros masivos, de tamaño “súper Tierra”, y también “Júpiter calientes”, además de un sistema solar en miniatura. La variedad de planetas que giran alrededor de soles distantes es tan maravillosa como sorprendente.
A medida que la cantidad de planetas asciende, parece ser solo una cuestión de tiempo hasta que Kepler encuentre lo que los astrónomos realmente están buscando: un planeta similar a la Tierra que orbite a su estrella en la zona “Ricitos de Oro” (es decir, exactamente a la distancia correcta para que pueda existir agua líquida y vida).
“Creo que Kepler descubrirá un ‘planeta en la zona Ricitos de Oro’ dentro de los próximos dos años”, dice Shawn Domagal-Goldman, quien lleva a cabo investigaciones en las oficinas centrales de la NASA, y que se especializa en biología exoplanetaria. “Podremos apuntar a una estrella específica en el cielo nocturno y decir: ‘¡Allí está; un planeta que podría albergar vida!’”
Kepler ya ha localizado algunos planetas del tamaño de la Tierra, pero están peligrosamente cerca de sus estrellas madre. Estos recientes hallazgos han intensificado la sensación de que un gran descubrimiento espera justo a la vuelta de la esquina.
Pero hallar un planeta en la zona “Ricitos de Oro” es apenas el primer paso. Conocerlo es mucho más difícil.
El problema es que, en el esquema cósmico de las cosas, los planetas del tamaño de la Tierra son relativamente pequeños y los que Kepler está descubriendo se encuentran ubicados asombrosamente lejos. La mayoría de ellos están localizados a cientos, o incluso a miles, de años-luz de la Tierra. Casi completamente escondidos por el brillo de sus estrellas madre, estos distantes puntitos son muy difíciles de estudiar.
Por suerte, la NASA tiene un plan.
“La luz reflejada de un exoplaneta cuenta su historia”, explica el científico encargado del programa Kepler, Doug Hudgins, también en las oficinas centrales de la NASA. “Para llegar a esa historia y aprender sobre la atmósfera y la composición del planeta, podemos usar una técnica denominada espectroscopia de tránsito”.
La idea básica es simple: Cuando un planeta refleja la luz de su estrella madre, la atmósfera del planeta deja una sutil marca sobre el reflejo (una especie de “huella dactilar” espectral que los astrónomos pueden estudiar con el fin de conocer de qué está hecha la atmósfera del planeta).
Una nueva misión que la NASA está analizando, denominada FINESSE (Fast INfrared Exoplanet Spectroscopy Survey Explorer, en idioma inglés o Explorador Rápido de Espectroscopia de Exoplanetas en el Infrarrojo, en idioma español), se especializa en huellas dactilares. FINESSE mediría los espectros de las estrellas y de sus planetas en dos situaciones: una vez cuando el planeta se puede ver y nuevamente cuando el planeta se está escondiendo detrás de su estrella. De esta manera, FINESSE puede separar la tenue luz del planeta del brillo estelar y, de este modo, puede revelar la composición de la atmósfera del planeta.
La NASA también está considerando utilizar un laboratorio llamado TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite, en idioma inglés o Satélite de Exploración de Exoplanetas en Tránsito, en idioma español). Con un aporte de Google, la misión dirigida por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) está diseñada específicamente para hallar exoplanetas en el “vecindario galáctico local”. El TESS estudiaría cientos de estrellas dentro del rango de distancia de la Tierra de 50 años-luz; esto es lo suficientemente cerca como para llevar a cabo un estudio con cierto detalle.
“Con mejores detectores e instrumentos diseñados para bloquear el brillo de las estrellas madre, estos telescopios de nueva generación no solamente podrían encontrar un planeta en la zona ‘Ricitos de Oro’ sino que también podrían contarnos de qué está hecha su atmósfera, qué clase de cubierta de nubes adorna sus cielos y, quizás incluso, cómo es la superficie (si los océanos cubren parte del globo, cuánto suelo hay, etc.)”, dice Hudgins.
Domagal-Goldman espera grandes sorpresas: “Hemos encontrado tantas cosas inesperadas sobre los planetas que ahora espero ser sorprendido. Cuando podamos estudiar un planeta de la zona ‘Ricitos de Oro’, creo que descubriremos algo revolucionario sobre cómo la vida interacciona con un ambiente planetario. La naturaleza es mucho más diversa de lo que esperamos”.
“Las posibilidades”, afirma, “no tienen límite”.
Fuente:  Cosmo Noticias - Ciencia@NASA

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