sábado, 5 de noviembre de 2011

Química - Estructuras hechas de materia alimentaria capaces de capturar y almacenar dióxido de carbono

Hace un año, un equipo de químicos publicó su receta para elaborar nanoestructuras, de una nueva clase, hechas a partir de azúcar, sal y alcohol.

Ahora, el mismo equipo de investigadores ha descubierto que esos compuestos comestibles pueden detectar, capturar y almacenar dióxido de carbono. Además, tienen la ventaja de ser neutros en emisión de carbono, ya que la cantidad de que liberan es igual a la que han absorbido).

Los cristales porosos de esta nueva clase son del tipo de materiales conocidos como MOFs, pero, a diferencia de otros MOFs, los desarrollados por este equipo de químicos de la Universidad del Noroeste, Estados Unidos, están hechos de ingredientes totalmente naturales y son simples de preparar, dándoles ello una abrumadora ventaja sobre otros MOFs.

En general, los MOFs se podrían describir como armazones organometálicos a modo de andamios hechos de varas unidas, una estructura que aumenta al máximo el área de la superficie.

Los MOFs han sido descritos también como esponjas de cristal, y tienen poros o aberturas nanométricas en las que es posible almacenar gases que de otro modo suelen ser difíciles de mantener retenidos.

Es posible fabricar MOFs que sean muy porosos, para así aumentar su capacidad de almacenamiento. Un gramo de MOF puede llegar a tener nada menos que el área de la superficie de un campo de fútbol.

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Los MOFs cambian de color dependiendo de su contenido de CO2. (Foto: Northwestern U.)


A diferencia de los nuevos MOFs, los MOFs convencionales, que también son buenos para capturar el dióxido de carbono, se preparan normalmente a partir de materiales derivados del petróleo crudo, y a menudo contienen metales pesados tóxicos.


Otras características de los nuevos MOFs desarrollados en la Universidad del Noroeste por el equipo de Sir Fraser Stoddart, Ross S. Forgan y Ronald A. Smaldone, es que se ponen rojos cuando están saturados de dióxido de carbono, lo que constituye una señal fácil de advertir, y que tienen la ventaja adicional de que el proceso de captura de carbono es reversible.

Al poder preparar estos MOFs con los ingredientes citados, no sólo se logra elaborar materiales inocuos, sino también disminuir las emisiones de dióxido de carbono asociadas a su fabricación.

La simplicidad de los nuevos MOFs, junto con su bajo costo y su condición de respetuosos con el medio ambiente, los convierten en buenos candidatos para ser comercializados a gran escala.



Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología

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