sábado, 8 de octubre de 2011

Una mega tormenta espacial podría ‘matar’ a los satélites durante una década



Aurora austral en Nueva Zelanda. Crédito: Paul Moss.

Una tormenta solar de proporciones no sólo dañaría la infraestructura de la Tierra, también podría dejar un legado de radiación que seguiría ‘matando’ a los satélites durante años.

Cuando el Sol arroja una nube masiva de partículas cargadas hacia la Tierra, ésta puede dañar nuestras redes eléctricas y la electrónica de los satélites. Pero eso no es todo. Nuevos cálculos sugieren que una hipotética mega tormenta solar podría crear un problema de radiación persistente en la órbita terrestre baja, desactivando a los satélites hasta por una década después del impacto de dicha tormenta.

Esto ocurriría mediante la destrucción de una barrera natural contra la radiación; una nube de partículas cargadas, o plasma, que normalmente rodea la Tierra a una distancia de cuatro veces el radio del planeta.

La densidad relativamente alta del plasma en la nube impide la formación de ondas electromagnéticas que de otro modo acelerarían los electrones a altas velocidades, convirtiéndolos en una forma de radiación. Esto limita la cantidad de radiación en el más interno de dos cinturones de radiación que rodean a la Tierra.

Pero los estallidos solares pueden erosionar la nube. En octubre de 2003, un gran estallido redujo la nube, de manera que sólo se extendía a dos radios terrestres. Una repetición de un enorme estallido ocurrido en 1859 erosionaría la nube hasta casi hacerla desaparecer.

Yuri Shprits de la Universidad de California en Los Ángeles lideró un equipo que simuló cómo afectaría tal tormenta a la radiación alrededor de la Tierra.

Descubrieron que en la ausencia de la nube, las ondas electromagnéticas aceleraron una gran cantidad de electrones a alta velocidad en el cinturón de radiación interno de la Tierra, provocando un gran aumento en la radiación. El cinturón de radiación interno es más denso a aproximadamente 3.000 kilómetros sobre el ecuador de la Tierra, lo que es más alto que la órbita baja terrestre. Pero el cinturón es más cercano a la Tierra en las regiones de mayor latitud, superponiéndose con los satélites en órbita terrestre baja.

Los electrones acelerados causan que la carga eléctrica se acumule en los componentes electrónicos de los satélites, provocando chispas y daños. El aumento de la cantidad de electrones acelerados acortaría drásticamente el tiempo de vida de un satélite común, calcula el equipo.

Los investigadores dicen que la radiación destructiva podría perdurar por mucho tiempo, girando alrededor de las líneas del campo magnético de la Tierra. En 1962, una prueba nuclear estadounidense realizada en el espacio inundó la órbita terrestre baja con radiación que permaneció allí una década y probablemente arruinó varios satélites.

“Cuando la cantidad de radiación llega a este punto, tiende a tener larga duración y a ser muy persistente”, dice Ian Mann de la Universidad de Alberta en Edmonton, Canadá, quien no participó en el estudio.

Un blindaje de metal más grueso alrededor de los componentes electrónicos de los satélites ayudaría, dice Shprits. La persistente radiación también sería peligrosa para los astronautas y la electrónica de la Estación Espacial Internacional.

Fuente: Cosmo Noticias - New Scientist

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