La capa es entre cien y mil veces menos densa que la de la Tierra, además de situarse cuatro veces más alta, a unos 100 km de altitud. El ozono puede tener o no un origen biológico y, según los expertos, para poder considerar a la vida como la causa de su creación, la concentración tiene que ser mayor que el 20% de la terrestre.
Según los modelos por ordenador, en Venus la luz solar rompe las moléculas de dióxido de carbono y libera oxígeno, formándose así las partículas de ozono (O3), constituidas por tres átomos de oxígeno.
Los datos de la capa de Venus refuerzan estos modelos, donde las débiles concentraciones de este gas se constituyeron después de la formación del planeta sin causas biológicas. Este prototipo ya se había observado en Marte.
Hasta ahora el ozono solo se había detectado en las atmósferas terrestre y marciana. En la Tierra es un componente fundamental para la vida ya que absorbe gran parte de los rayos ultravioletas dañinos procedentes del Sol, protegiendo a las especies que la pueblan.
Se piensa que la vida generó inicialmente el ozono hace unos 2.400 millones de años. Los científicos consideran que los microbios jugaron un papel importante en su formación, al expulsar oxígeno como residuo. Las plantas continuaron con esta labor, añadiendo a la atmósfera grandes cantidades de oxígeno y ozono.
La presencia de ozono de Venus también acerca la naturaleza de ese planeta a la de Marte y la Tierra. "Ahora es más evidente la similitud fundamental entre los planetas rocosos, lo que muestra la importancia de estudiar Venus para entender el resto”, afirma Håkan Svedhem, científico de la ESA.
El ozono absorbe algunas frecuencias ultravioletas de la luz de las estrellas. Este fenómeno es el que permitió la detección de este gas en Venus. La nave de la ESA estaba observando los astros cercanos al planeta a través de su atmósfera, cuando analizó las perturbaciones que indicaban la presencia del gas.
Fuente: Noticias del Espacio
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