miércoles, 21 de septiembre de 2011

Una vista sin precedente de los chorros supersónicos liberados por estrellas jóvenes



Los chorros Herbig-Haro 47, 34 y 2. Crédito: NASA, ESA, P. Hartigan.

Cuando se trata de películas de acción con grandes presupuestos, el astrónomo Patrick Hartigan de la Universidad Rice prefiere al Hubble antes que Hollywood.

Usando las imágenes que el Telescopio Espacial Hubble recolectó durante 14 años, Hartigan ha creado videos time-lapse que ofrecen a los astrónomos su primera visión del comportamiento dinámico de los chorros estelares, grandes flujos de gas y partículas arrojadas desde los polos de las estrellas recién nacidas.

Un análisis de las videos que fue publicado en la revista The Astrophysical Journal obliga a los astrónomos a repensar algunos de los procesos que ocurren durante las últimas etapas del nacimiento estelar. Y en un esfuerzo por aprender aún más, Hartigan y sus colegas están usando poderosos láseres para recrear una versión a pequeña escala de chorros del tamaño del Sistema Solar en un laboratorio al norte del estado de Nueva York.

“El Hubble nos entregó espectaculares imágenes”, dijo Hartigan, profesor de física y astronomía en Rice. 

“En la nebulosa donde nacen las estrellas, por ejemplo, podemos ver hermosos filamentos y detalladas estructuras. Sabemos que estas imágenes son fotografías congeladas en el tiempo, pero necesitaríamos mirar cientos de miles de años para cómo funcionan realmente las cosas”.

Hartigan dijo que los chorros estelares son diferentes porque se mueven muy rápidamente. Los chorros estelares salen disparados al espacio desde los polos de estrellas recién formadas a alrededor de 900.000 kilómetros por hora. Los astrónomos los detectaron por primera vez hace aproximadamente 50 años, y creen que el Sol probablemente tuvo chorros estelares cuando se formó hace unos 4.500 millones de años.

Hartigan comenzó a usar al Hubble para reunir imágenes fijas de chorros estelares en 1994. Los chorros surgen de cada polo de una estrella joven, y Hartigan utilizó al Hubble para revisar los chorros provenientes de tres estrellas en 1994, 1998 y 2008. Las tres estrellas están a alrededor de 1.350 años-luz de la Tierra. Dos están cerca de la nebulosa de Orión, y la tercera está en el cielo austral en la constelación de Vela.

Uniendo las imágenes y usando un computador para completar lo que ocurrió entre los fotogramas, Hartigan y sus colaboradores crearon videos time-lapse. Los videos mostraron claramente algo que no era evidente en ninguna de las imágenes fijas; las nubes de polvo y gas dentro de los chorros se mueven a diferentes velocidades.

“El movimiento del chorro ocurre a aproximadamente 300 kilómetros por segundo”, dijo Hartigan. “Esto es realmente rápido, pero es como ver una carrera de autos; si todos los autos van a la misma velocidad, es muy aburrido. Lo interesante ocurre cuando las cosas se mezclan, soplando una sobre otra o chocando contra partes más lentas y provocando ondas de choque”.

Comprender lo que ocurre en estas grandes colisiones es otro desafío. El fenómeno no se parecía a nada que Hartigan y sus colegas astrónomos hubiesen visto antes. Pero cuando se lo mostró a sus colegas que están familiarizados con la física de las explosiones nucleares, inmediatamente vieron patrones en las ondas de choque que les parecieron familiares.

“Los dinamicistas de fluidos percibieron de inmediato un aspecto de la física que los astrónomos suelen pasar por alto, y esto llevó a una interpretación diferente de algunas de las características que estábamos observando”, explicó Hartigan. “Los científicos de cada disciplina brindan sus perspectivas únicas al proyecto, y tener esta gama de experiencia ha demostrado ser invaluable para la comprensión de esta fase crítica de la evolución estelar”.

Motivados por los resultados del Hubble, Hartigan y sus colegas están llevando a cabo experimentos en la Omega Laser Facility en Rochester, Nueva York, para recrear versiones a pequeña escala de los rasgos del tamaño del Sistema Solar capturados en los videos.

“Es una herramienta más que tenemos para comprender mejor la física subyacente”, dijo Hartigan.

Fuente Original: Cosmo Noticias - PhysOrg

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