sábado, 4 de junio de 2011

El desafío de poner astronautas en un asteroide cercano a la Tierra:

Encontrar un asteroide cercano a la Tierra donde valga la pena aterrizar es más difícil de lo que parece, dicen los científicos de cohetes.

Ilustración artística de un asteroide cercano a la Tierra.

¿Qué sigue para la exploración humana del espacio? Una idea es enviar a la siguiente generación de astronautas a explorar un asteroide cercano a la Tierra.

Dejemos a un lado, por un momento, la cuestión de si la exploración humana del espacio es viable y veamos algunos de los supuestos beneficios de visitar una roca que se encuentra de paso.

En primer lugar, los asteroides son de enorme interés científico, al ser remanentes de Sistema Solar primigenio. En segundo lugar, necesitan estar bien caracterizados para que podamos prevenir en caso de que se ponga en nuestro camino. Y finalmente, pueden proporcionar materia prima y recursos para futuras misiones que puedan usarlos como un trampolín hacia Marte y más allá.

Pero lo que hace a los asteroides cercanos a la Tierra particularmente atractivos desde el punto de vista de la ingeniería es su pequeña velocidad con relación a la Tierra. Un pequeño delta-V, como los científicos de cohetes lo llaman, significa menos combustible y mayor capacidad de carga. Y esto se traduce en misiones más largas con un mayor beneficio científico.

Esto plantea una pregunta obvia: ¿a qué asteroide debemos apuntar?
Hoy, Martin Elvis en el Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica en Cambridge y algunos colegas examinan las posibilidades. Resulta que de los 6.699 asteroides cercanos a la Tierra que conocemos, sólo media docena vale la pena considerar para un delta-V y son lo suficientemente grandes para aterrizar en ellos (a menos que queramos aterrizar en un asteroide que sea más pequeño que la nave espacial que lo visite).

Por supuesto, hay muchos otros asteroides cercanos a la Tierra que no hemos descubierto, probablemente un orden de magnitud superior.

Pero encontrarlos es un problema. Su proximidad en una órbita similar a la de la Tierra significa que pasan mucho tiempo en el otro lado del Sol y en cualquier caso son visibles sólo desde el lado de la Tierra que se encuentra de día. Esto los hace casi imposibles de ver y rastrear desde tierra.

Por lo que no sólo tenemos una lamentable pobreza cuando se trata de decidir qué visitar, no hay muchas posibilidades de incrementarlo en el futuro cercano.

Y como si eso no fuera suficiente, el vuelo espacial tripulado está a punto de llegar a un brusco final en Estados Unidos. En unas pocas semanas, la NASA no será capaz de visitar la Estación Espacial Internacional, que orbita a alrededor de 360 kilómetros sobre la superficie del planeta. Y, sin embargo, hay planes tentativos para visitar un asteroide cercano a la Tierra alrededor del año 2025.

Incluso entonces, eso parece ambicioso… ¿Algún robot?



Fuente Original: Cosmo Noticias - The Physics arXiv Blog