domingo, 29 de mayo de 2011

Paleontología - La verdadera dieta que seguía el insólito Hombre Cascanueces:

Al Paranthropus boisei, un primate de hace entre 2,3 y 1,2 millones de años, se le conoce popularmente como el "Hombre Cascanueces" por el enorme tamaño de sus molares y premolares, y por el extraordinario grosor de su esmalte dental. Se cree que fue un "primo" evolutivo temprano del Ser Humano, y cada vez está más claro que no partía con su dentadura las duras cáscaras de ciertos frutos secos como su apodo sugiere.


El equipo del geoquímico Thure Cerling, de la Universidad de Utah, ha determinado la dieta del P. boisei mediante el análisis de las proporciones de isótopos de carbono en el esmalte dental de 24 dientes de 22 individuos de esa especie. La dieta de este homínido ha sido fuente de intenso debate científico últimamente, debido a que sus poderosas mandíbulas, sus grandes muelas y otros rasgos de su dentadura han sugerido que el P. boisei podía alimentarse de frutos secos, semillas, raíces y tubérculos, presentes en las sabanas de África Oriental.

Sin embargo, ya en 2008, Peter Ungar (de la Universidad de Arkansas en Fayetteville) y sus colegas Frederick E. Grine (Universidad de Nueva York en Stony Brook) y Mark F. Teaford (de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore) examinaron los dientes del Paranthropus boisei, en un estudio del que en aquel momento ya hablamos en NC&T. Hasta entonces, los científicos creían que el P. boisei se alimentaba de frutos secos, semillas, raíces y tubérculos presentes en las sabanas del África oriental, porque los dientes, el cráneo y las mandíbulas parecen estar diseñados para masticar y triturar objetos duros. El matiz decisivo para valorar esa constitución física es, tal como argumentó Ungar, que los dientes tan sólo sugieren que el P. boisei estaba capacitado para comer esos alimentos, pero no necesariamente que los comiera de forma habitual.

Tradicionalmente los antropólogos han inferido la dieta de nuestros ancestros estudiando el tamaño y la forma de los dientes y mandíbulas. Sin embargo, empleando potentes microscopios para ver con gran nivel de detalle las pautas de desgaste presentes en los dientes, los científicos pueden hoy en día obtener evidencias directas de lo que las especies realmente solían comer.

Dado que los alimentos interactúan con los dientes, dejan en ellos señales delatadoras que pueden ser analizadas. Los alimentos duros como los frutos secos y las semillas, por ejemplo, dejan perfiles dentales muy diferentes a los dejados por alimentos blandos pero correosos, como las hojas.




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Ilustración del Hombre "Cascanueces". (Foto. Nicolle Rager Fuller, National Science Foundation)



El equipo de Ungar comparó los perfiles de microdesgaste de los dientes de los P. boisei con los de primates modernos siguiendo diversos tipos de dietas. Los análisis mostraron que los dientes de los P. boisei tenían un desgaste leve, sugiriendo ello que ninguno de los individuos solía comer alimentos extremadamente duros o correosos, y que en cambio todo apuntaba a que se alimentaban mayormente de fruta.

Ahora, el equipo de Cerling confirma esas conclusiones.

Los P. boisei mayormente comían hierba. Los análisis isotópicos indican que sus dietas se componían, en promedio, de un 77 por ciento de plantas C4, oscilando desde un 61 por ciento como muy poco hasta un 91 por ciento como mucho.





Fuente Original: Noticias del Espacio