lunes, 30 de mayo de 2011

¿Causó la tranquilidad del Sol la Pequeña Edad de Hielo?

Durante décadas, los astrónomos y climatólogos han debatido si un periodo de frío prolongado en el siglo XVII, mejor registrado en Europa, podría haber sido causado por el comportamiento irregular del Sol. Ahora, un físico solar dice tener nueva evidencia que sugiere que, en efecto, el Sol fue el culpable.

Pintura que ilustra un frío invierno europeo del siglo XVII. Crédito: Hendrick Avercamp.

El Sol no es tan constante como parece. En cambio, su superficie es acosada regularmente por tormentas de arremolinados campos magnéticos. Como resultado, similar a un adolescente con acné, la cara del Sol a menudo exhibe “manchas solares” relativamente oscuras y de corta duración, las que aparecen cuando los fuertes campos magnéticos no permiten que surja el gas caliente que hay debajo. La cantidad de estas manchas aumenta y disminuye regularmente en un ciclo de 11 años. Sin embargo, tampoco el ciclo es inmutable.

En 1893, el astrónomo inglés Edward Maunder, estudiando registros históricos, notó que el ciclo esencialmente se detuvo entre 1645 y 1715. En su lugar, el Sol estuvo casi desprovisto de manchas solares durante este periodo. En 1976, el físico solar estadounidense John “Jack” Eddy sugirió que puede haber existido una relación causal entre este “mínimo de Maunder” en la cantidad de manchas solares y la Pequeña Edad de Hielo contemporánea, cuando las temperaturas promedio en Europa fueron un grado centígrado más bajas que lo normal.

Uno podría esperar que la ausencia de manchas oscuras hiciera al Sol ligeramente más brillante y caliente. Pero la ausencia de otros signos de actividad magnética, tales como áreas brillantes de gas muy caliente conocidas como fáculas, compensan este efecto. Así que, de hecho, la energía total emitida por el Sol es más baja durante un mínimo solar. Si el mínimo es prolongado, como sucedió en la segunda mitad del siglo XVII, la disminución de la energía emitida podría afectar el clima de la Tierra.

Sin embargo, los científicos han debatido si el efecto podría haber sido lo suficientemente grande. Por ejemplo, en un reciente artículo enGeophysical Research Letters, el físico solar Karel Schrijver del Centro de Tecnología Avanzada Lockheed Martin en Palo Alto, California, y sus colegas argumentan que durante el mínimo de Maunder, el Sol se podría haber atenuado lo suficiente como para explicar la Pequeña Edad de Hielo. Incluso durante un mínimo prolongado, afirman, una red extensa de muy pequeñas fáculas en la caliente superficie del Sol permanece para mantener la emisión de energía sobre un cierto nivel crítico.

No es así, dice Peter Foukal, un físico solar independiente en Heliophysics Inc., en Nahant, Massachusetts, quien sostiene que Schrijver y sus colegas están “asumiendo una respuesta” en un razonamiento circular. Según Foukal, quien presentó su trabajo esta semana en la reunión de la Sociedad Astronómica Americana, no hay razón para creer que la red de pequeñas fáculas persistiría durante largos periodos de quietud solar. De hecho, dice, las observaciones entre 2007 y 2009, cuando el Sol estuvo libre de manchas por un periodo inusualmente largo, revelaron que todas las formas de actividad magnética se redujeron, incluyendo las redes de pequeñas fáculas.

Es más, observaciones detalladas de telescopios solares en órbita han demostrado que las pequeñas fáculas emiten más energía por unidad de área de superficie que las más grandes que se sabe que desaparecen junto con las manchas solares. Por lo que si las pequeñas fáculas comienzan a perder demasiada intensidad, tendrían un efecto incluso más fuerte sobre la producción total de energía del Sol. 

“Hay evidencia tentadora sobre que [durante el mínimo de Maunder] el Sol puede haber disminuido realmente más de lo que hemos pensado hasta ahora”, dice Foukal.

Aun así, Foukal reconoce que otros factores, tales como elevada actividad volcánica alrededor del planeta, puede también haber jugado un papel importante para causar la Pequeña Edad de Hielo de Europa. Mientras tanto, la mayor preocupación para los físicos solares -y para la sociedad- es que nadie sabe qué causa la quietud prolongada del Sol en primer lugar. Como nadie lo sabe, una repetición del mínimo de Maunder “podría” comenzar dentro de unos años con la siguiente disminución en el número de manchas solares.


FuenteOriginal: Cosmo Noticias -  ScienceNOW